MELVYN ARCE RUIZ (@estenopeica) Redacción Online
Johnny Depp estaba quebrado. Tenía 20 años, una esposa, una banda de rock tan cool que había teloneado a Los Ramones y nada de dinero. Estaba en cero, recordaría Depp en una entrevista con David Letterman en la que explicaba lo que todavía a él le parece inexplicable: ¿cómo un tipo que desde los 12 años, al más puro estilo de Keith Richards, tocaba la guitarra día y noche había terminado frente a una cámara convertido (primero) en un galán y (luego) en un actor brillante?
Una vocecita sonaba siempre en mi cabeza: Johnny, las cuentas. Johnny, las deudas. No podía no escucharla. Me puse a buscar un trabajo, para lo que fuera, y allí Nicolas Cage, que era cercano a la gente con la que yo andaba, me dijo: Deberías probar en la actuación. Entonces me conseguí un agente. Él me dio un guión para leer. Lo leí, me probaron y me contrataron, resumiría Depp sobre su primer papel en el cine: un muchacho llamado Glen al que Freddy Krueger desaparecía en cuestión de segundos en Pesadilla en Elm Street.
Su facha de niño bonito (pero rebelde) y su temple para recitar libretos de lo más diversos lo convertirían pronto en el actor que todos los directores de buenas películas (y los otros también) querían tener. Pero él todavía insistía: soñaba con ser una estrella de rock.
SIEMPRE UNA PIEDRA RODANTE La música fue para Johnny Depp la compañera perfecta en esa infancia que Valdelomar hubiera llamado de dulce, serena, triste y sola. Mientras sus padres discutían en casa antes de decidir separarse para siempre (cuando Johnny tenía cerca de 15 años), él tocaba en bandas con nombres tan particulares como Meredith (en honor a su primera novia), Bitch (que se traduce eufemísticamente como la zorra), Bad Boys (o sea, los chicos malos) y The Runnaways (los fugitivos).
Como suele ocurrir en las primeras veces musicales, estos grupos se dedicaban principalmente a los covers. La mayoría de ellos de Van Halen. Pero en los ochenta, Johnny se puso serio. Había anunciado en el colegio que no volvería más porque se iría a rockear, y el director de la escuela lo había convencido de que no diera marcha atrás. Lo habían invitado a formar parte de The Kids, un grupo que había conseguido cierta reputación en la escena de California. Y aunque la banda crecía rápidamente (le abrían los shows a gente como Los Pretenders, Billy Idol y los ya mentados Ramones), mientras más se divertía Depp, su economía iba a la inversa, siempre cuesta abajo.
Entonces llegaría Nicolas Cage y, tras ese primer papel en Pesadilla en Elm Street (a la que volvería casi por cariño en La muerte de Freddy luego del estreno de Edward, el joven manos de tijera), Johnny continuaría tocando la guitarra: cuando actuaba en la serie Jóvenes policías, grababa las guitarras del tema que cerraba la segunda temporada. Mientras hacía Platoon de Oliver Stone, se unía a Rock City Angels. Al finalizar el rodaje de ¿Qué está comiendo Gilbert Grape?, se mudaba a la casa de Bill Carter y su esposa Ruth Ellsworth donde formarían la banda P.
La música nunca se iba. Lo curioso era que mientras más se empeñaba por no dejar morir esta pasión, más grande era su fama como actor y más extraño se le hacía a la gente saber que Johnny Depp toca la guitarra, escribe sus canciones y lo hace bastante bien.
La escena se repetía siempre. Aparecería en los créditos de una canción de Oasis y la gente se asombraba. Tocaba con Marilyn Manson y allí iba otra vez el asombro.
Soy básicamente un músico y eso me hace un pirata, decía Depp durante una entrevista promocional de las nuevas entregas cinematográficas de Jack Sparrow. Nunca pensé en actuar, pero había que pagar rentas, cuentas Tú sabes, había que buscar alternativas.
PLAYLIST Y para cerrar esta nota, aquí los dejamos con algunos enlaces de Johnny Depp en vivo:
Johnny Depp toca un cover de The Romantics con su banda The Kids
Johnny Depp en vivo con la banda P
Johnny Depp en vivo con Alice Cooper
Johnny Depp en vivo con Keith Richards
Johnny Depp con Marilyn Manson
Cover de I Put a Spell on You con Johnny Depp