En Babahoyo, Ecuador, se produjo un hecho increíble que viene dando la vuelta al mundo. Una adulta mayor, a la que habían dado por muerta horas antes, empezó a respirar dentro del ataúd en el que era velada.
De un momento a otro, la tristeza de los familiares de Bella Montoya, de 76 años, se convirtió en alegría. Al abrir el cajón para cambiarle de ropa, descubrieron que la mujer estaba viva.
“El corazón le latía y la mano la hacía así. Todo el mundo se alarmó, yo levanté la otra mitad de la tapa, ella necesitaba oxígeno”, declaró Gilbert Balberán Montoya, hijo de la anciana, en conversación con el programa Al Rojo Vivo.
En un video publicado en las redes sociales, se puede ver a Bella respirando con dificultad y siendo asistida por dos hombres. Rápidamente, fue llevada en ambulancia al mismo hospital en donde, solo algunas horas antes, la dieron por muerta tras un derrame cerebral.
“El doctor se quedó sorprendido”, recordó Gilbert. “Yo le digo mi mami está viva. Y él me dice ‘si mi compañero dijo que estaba muerta’. Pero mírela. ‘Me ha dejado sorprendido’”.
El caso de Bella Montoya impactó a todo Ecuador
El episodio ha generado preocupación entre los ciudadanos, quienes tras enterarse de lo sucedido criticaron duramente al personal médico que atendió a Bella.
Desde el Ministerio de Salud, anunciaron que se iniciará una investigación para establecer responsabilidades. Además, informaron que la paciente se encuentra hospitalizada e intubada con diagnóstico reservado en la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo hospital.
Mientras tanto, el médico que dio por muerta a la mujer ha desaparecido. “El doctor ya no está en el hospital. Salió, anoche lo busqué y ya no lo veo, no lo encuentro”, agregó el hijo de la adulta mayor.
Ahora, sus familiares se encuentran a la espera de un segundo milagro: que ella se recupere para que pueda regresar a casa.
No es la primera vez que sucede
Aunque se trata de un fenómeno muy raro, no es la primera vez que una persona “vuelve a la vida” tras haber sido declarada muerta.
Peter Rhee y Samuel Tisherman, de la Universidad de Maryland, señalaron en un estudio que, cuando no existe actividad cerebral, ni latidos cardíacos, ni pulso, se puede confirmar sin dudas que una persona ha muerto.
Sin embargo, en ocasiones el paciente es capaz de “revivir”, ya sea por algún error médico o por la presencia de alguna enfermedad que simula la muerte.