La vida de una mujer de Nueva York, Estados Unidos, cambió para siempre después de hacer un clavado en una piscina durante una fiesta. Tras despertar en un hospital, descubrió que se había quedado tetrapléjica.
Dana Barrett, de 31 años, era una deportista activa y se encontraba celebrando su victoria en un juego de minigolf cuando decidió lanzarse a una piscina. El incidente, ocurrido en junio de 2019, provocó que se rompiera el cuello.
Después de ser trasladada de urgencia en una ambulancia, se enteró que se había roto la vértebra C2, lo que la dejó con las extremidades paralizadas, señaló el medio Metro.
Así, pasó más de un año por varios hospitales y ya no podía moverse ni respirar sin recibir ayuda.
“Recuerdo que me zambullí en la piscina y escuché mi cuello romperse, luego nada. Me desperté brevemente con mi novio dándome boca a boca, luego no volví a despertar hasta que me intubaron en el hospital dos días después”, indicó Barrett.
“Al principio pensé que estaba teniendo una pesadilla, como si no pudiera moverme porque me sujetaban, y luego me dijeron lo que había sucedido. Entonces nadie podía visitarme debido al covid y estar sola me deprimió mucho pensando en cómo mi vida sería así para siempre”, admitió.
“Pero ahora han pasado tres años y he llegado a un acuerdo con mi nueva normalidad. Todavía tengo problemas y me enojo a veces, pero estoy muy feliz donde estoy ahora, sigo siendo la misma Dana”, agregó.
En el pasado, la joven fue una deportista muy activa: jugaba voley, baloncesto y lacrosse, entre otras actividades.
Un error de cálculo la dejó tetrapléjica
Al hablar sobre el incidente que la dejó tetrapléjica, recordó: “La piscina era poco profunda en un extremo y profunda en el otro, fui a correr y me zambullí en la parte profunda, pero no corrí lo suficiente. Cuando me golpeé la cabeza, escuché mi cuello crujir”.
“Floté de regreso a la superficie y no podía moverme, pero podía escuchar a la gente a mi alrededor. Mi amiga pensó que estaba bromeando. Podía escucharla decir ‘Dana, deja de jugar ahora’”, señaló.
Tras desmayarse y volver a despertar, Dana asegura que sintió como si estuviera viviendo “una pesadilla”. Según dijo, sintió que alguien la sostenía.
“Intentaba levantar la cabeza y sentía que me la jalaban hacia abajo”, explicó. “Me estaba frustrando tanto”.
Tras recuperarse, tuvo que someterse a fisioterapia para aprender de nuevo conceptos básicos como comer y beber.
Tras dejar el ventilador mecánico, la joven ahora usa un tubo de traqueotomía y un marcapasos diafragmático, los cuales estimulan las contracciones para que su cuerpo pueda respirar.
Una nueva vida
Gracias a una campaña de recaudación organizada en 2020, Dana pudo comprar una pequeña casa equipada con lo necesario para tener una vida semi independiente.
Cuenta con un elevador para entrar y salir de la cama, control de luces y usa la televisión a través de su teléfono. Todo lo demás lo emplea por medio del programa Alexa. Con frecuencia recibe la visita de sus familiares y de Seamus, su novio.
Haciendo una recapitulación de su caso, Dana señala: “la gente no se da cuenta de la falta de independencia que conlleva ser tetrapléjico”.
“Ahora funciono con una batería, así que si algo sale mal, no puedo respirar, moverme ni hablar”, afirma. “Eso siempre está en el fondo de mi mente, pero trato de concentrarme en lo afortunada que soy de tener tanto”.
“Todavía puedo comer y beber y hablar, tengo mi casa, mi familia y amigos. Incluso conocí a mi sobrino recién nacido”, concluyó. “Pero quiero recordarle a la gente lo peligroso que puede ser el buceo, así que asegúrese de estar al tanto de su entorno”.