Kelly Green protagoniza una historia viral que parece sacada de una película de Hollywood. Luego de atravesar una experiencia desagradable, ella abandonó la ciudad de Eastbourne (Reino Unido) y visitó Tristán de Acuña (Tristan da Cunha), la isla más remota del mundo. Sin embargo, la mujer de 32 años jamás imaginó que su vida cambiaría radicalmente.
Todo comenzó cuando Kelly sufrió una decepción amorosa. Si bien logró superar esta difícil etapa, Green decidió cambiar de aires y viajó hacia Tristán de Acuña para visitar a sus padres en 2010, ya que su progenitor era un diplomático designado en el lugar.
Tristán de Acuña está ubicada en el Atlántico Sur y tiene una población de apenas de 138 habitantes. Solo se puede acceder a este sitio en barco desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y el viaje dura una o dos semanas, dependiendo del clima.
Encontró al amor de su vida
Una vez que llegó a la isla británica, la recibió el carpintero llamado Shane Green, quien la ayudó a bajar su equipaje de la balsa. Los meses pasaron y el amor floreció entre ambos. Por si no fuera poco, la relación se consolidó y Kelly se mudó de forma permanente en julio de 2013.
En diálogo con The Mirror, Green destacó la gran diferencia de la isla “con el ajetreo y el bullicio maníacos e ininterrumpidos del Reino Unido”. Según comentó la protagonista, la vida se centra al aire libre con “todos los que viven de la tierra y contribuyen”.
“Solo hay un oficial”
Hoy en día, Kelly Green es madre de dos hijos y encabeza la junta de turismo. “Es como Emmerdale , pero en una isla y de una manera menos dramática. Todos nos conocemos y conocemos lo que sucede en la vida de cada uno”, comentó.
A pesar de que Tristán de Acuña cuenta con una tienda, un pub y una escuela, Green aseguró que “es un gran lugar para criar una familia. Mi madre dijo que les recordaba a un pueblo en el norte del Reino Unido por el acento tristaniano. Solo hay un oficial de policía en la isla, y nunca he tenido que llamarlo”.