¿Real o ficción? Según la mitología japonesa, la piedra Sessho-seki, más conocida como la “piedra asesina”, guardaba en su interior un demonio. La roca apareció esta semana partida en dos, lo que ha provocado que los supersticiosos empiecen a tejer todo tipo de teorías y malos presagios. La noticia ha dado la vuelta al mundo y de inmediato se convirtió en viral en las redes sociales.
Su nombre se debe a Tamamo-no-Mae, una hermosa mujer que integró una conspiración secreta ideada por un hombre de la guerra feudal con el objetivo de eliminar al emperador Toba Tennō, que gobernó entre los años 1107 y 1123. El objetivo de la maquiavélica trama era usurpar el trono.
Muchos creen que el cadáver de Tamamo-no-Mae se transformó y habitaba la piedra. Según las creencia, su identidad era realmente la de una zorra de nueve colas, que se encontraría incrustada en un trozo de lava de la prefectura de Tochigi, una zona conocida por sus aguas termales sulfurosas.
La leyenda de la “piedra asesina”
Los superticiosos empezaron a temer lo peor tras saberse la noticia de que la roca había aparecido partida en dos partes, ya que según la creencia la piedra podría empezar a emitir gases venenosos. Se cree que la “piedra asesina” fue exorcizada por un monje budista que después dispersó sus trozos por todo el Japón, aunque muchos otros piensan que el espíritu se encuentra en el monte Nasu.
Esta roca mitológica, según la mitología, podría matar a cualquiera que la toque. Fueron los residentes de la prefectura de Tochigi quienes se dieron cuenta de que la piedra se había partido y más de un turista de la zona decidió no visitar el lugar después de que los vecinos publicasen fotos en las distintas redes sociales de la piedra partida en dos y una cuerda que la rodeaba.
“Siento que he visto algo que no debería verse”, podía leerse en la cuenta de un usuario de Twitter. Muchos supersticiosos aseguran que el espíritu de la bella mujer Tamamo-no-Mae ha resucitado ahora. La prensa local informó que hace ya varios años comenzaron a aparecer varias grietas en la “piedra asesina”, lo que eventualmente provocó que la lluvia se filtrase y terminase abriendo en dos la roca.