La oscuridad siempre ha sido parte del encanto de lo paranormal, pero el último fin de semana en Gettysburg, esa oscuridad se tornó trágica. Dan Rivera, investigador psíquico y uno de los rostros más reconocidos de la Sociedad de Nueva Inglaterra para la Investigación Psíquica (NESPR), falleció repentinamente el pasado domingo 13 de julio durante una de las paradas más esperadas del tour “Devils on the Run”, que llevaba a la infame muñeca Annabelle por todo Estados Unidos. Tenía 54 años.
¿DE QUÉ MURIÓ EL INVESTIGADOR PARANORMAL DAN RIVERA?
El evento, realizado en el Soldiers National Orphanage y organizado por Ghostly Images of Gettysburg Tours, fue un éxito absoluto: más de 1,200 entradas vendidas en tres días. Sin embargo, la euforia por ver a Annabelle se transformó en luto cuando los servicios de emergencia acudieron a un hotel local tras reportarse un caso de RCP en progreso.
Dan Rivera era uno de los manipuladores de la famosa muñeca Annabelle (Foto: AFP)
Rivera fue encontrado solo en su habitación. Hasta ahora, la causa de su muerte permanece indeterminada, en espera de los resultados de la autopsia que, según la oficina del forense, podría tardar varios meses.
Aunque las autoridades no consideran la muerte sospechosa, el hecho de que ocurriera en el contexto de una gira cargada de energía paranormal y supersticiones ha dado pie a todo tipo de teorías en redes sociales. Para muchos, no se trata de una simple coincidencia. Y es que, desde que comenzó el tour, Rivera y su equipo enfrentaron una mezcla de fascinación, miedo y rechazo por llevar a la muñeca supuestamente embrujada a diferentes rincones del país.
¿QUIÉN ERA EL INVESTIGADOR DAN RIVERA?
Rivera era mucho más que un guía de lo oculto. Su carisma, su enfoque en la seguridad de los asistentes, y su profundo respeto por el legado de los Warren —los legendarios investigadores que inmortalizaron a Annabelle—, lo convirtieron en una figura querida.
“Quiero que lo pasen bien”, decía con frecuencia antes de iniciar los recorridos, mientras explicaba que la caja que él mismo construyó para transportar a Annabelle incluía agua bendita y tres cruces para proteger a todos.
Durante el evento del sábado, testigos afirman haber visto a Rivera más energético que nunca. Lideró el tour con bromas y sonrisas, desmitificando rumores como la supuesta interrupción del servicio 911 provocada por la muñeca, y compartiendo técnicas de protección enseñadas por su mentora, Lorraine Warren. “Cierren los ojos e imagínense en un halo de luz blanca”, aconsejaba a los asistentes. Era su manera de conectar, de calmar el miedo y de celebrar lo inexplicable.
LA PÉRDIDA DE DAN RIVERA ES UN DURO GOLPE PARA LA COMUNIDAD PARANORMAL
En cuestión de horas, las redes sociales se inundaron de homenajes y anécdotas. Ryan Daniel Buell, su colaborador en la gira y compañero en múltiples proyectos virales, lo describió como “el guardián del legado de los Warren”. Buell recordó cómo Rivera cuidó de Lorraine en sus últimos años y cómo su trabajo no solo se enfocaba en la exhibición pública, sino también en ayudar a familias que afirmaban ser víctimas de fenómenos inexplicables.
Para quienes conocieron a Rivera en persona, lo que más impactaba no era su vínculo con lo sobrenatural, sino su humanidad. Chris Gilloren, también miembro de NESPR, declaró: “Dan realmente creía en compartir sus experiencias y educar a la gente sobre lo paranormal. Su amabilidad y pasión conmovieron a todos los que lo conocieron”. Sus palabras resumen lo que tantos sintieron: se fue una leyenda, sí, pero también un amigo entrañable.
Rivera no solo era una figura popular en el circuito paranormal. Su rostro apareció en programas de televisión como “Most Haunted Places” y fue productor de series como “28 Days Haunted” de Netflix. Además, fue el organizador de la convención ParaCon y pieza clave en mantener viva la historia del Museo Ocultista de los Warren, cerrado desde 2019 pero cuyas reliquias continúan girando por el país.
Tal vez lo más inquietante —o conmovedor— es que Rivera ya había reflexionado sobre la muerte. En una publicación de 2020, conmemorando el fallecimiento de Lorraine Warren, escribió: “¿De verdad se acaba la vida? Dejamos partes de nosotros con quienes amamos. Y esas piezas siempre serán recordadas. Por eso digo que nunca moriré. Mi viaje apenas comienza”. Hoy, esas palabras resuenan como un eco que trasciende lo físico y lo espiritual.
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