Eba fue hallada bajo la lluvia y casi al borde de la muerte. Para su suerte se recuperó y fue recibida en un refugio. Allí la bióloga marina, Deborah Giles, decidió adoptarla. En ese momento la perrita no solo empezó una nueva vida, sino que se convirtieron en compañeras de trabajo: pues ambas pertenecen a un programa de conservación de orcas. Su increíble historia viral es comentada por todo el mundo.
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La mascota tiene cinco años y reside en la isla San Juan, estado de Washington (Estados Unidos). Ella pertenece al programa Conservation Canines, una ONG de la Universidad de Washington (UW) que adiestra a los perros para investigar la vida silvestre a través de los excrementos. Eba junto a Deborah Giles laboran para el Center for Conservation Biology, también de la UW, y estudian, protegen y colaboran en la conservación de las orcas.
“Rescatamos a los perros y les ofrecemos una satisfactoria carrera viajando por el mundo para ayudar a salvar otras numerosas especies”, comentaron desde Conservation Canines. La vigilancia de las orcas no es fácil, pero decidieron probar una nueva manera: a través de sus excrementos.
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“Eba está entrenada para detectar el excremento de la ballena, y esto puede revelar tanta información sobre la salud de las ballenas como una biopsia, pero sin arriesgar sufrir lesiones. Los cetáceos no han caca a pedido, pero afortunadamente, a menudo lo hacen en la superficie, y si se puede llegar al excremento se puede recoger para su análisis”, añadieron.
La historia viral de Eba ha conmovido a millones de internautas. Ella pasó por momentos muy difíciles, pero logró sobreponerse y ahora dedica su vida a cuidar a las orcas y otros cetáceos.
