El gobierno de Estados Unidos está convencido de que Siria violó la ley internacional al utilizar armas químicas y merece una respuesta militar en consecuencia. ¿Pero qué tipo de acción puede asegurar o destruir un arsenal de este tipo?

A la espera de que el congreso apruebe o no una intervención en Siria en respuesta a un ataque químico –que aún debe ser corroborado por expertos de Naciones Unidas– surgen muchas preguntas sobre el alcance y la dimensión de esta operación.

Y una de ellas es si se intentará atacar directamente los depósitos de armamento químico.

Aunque parte de las instalaciones sirias que albergan este arsenal esté construida bajo tierra, según reporta Jonathan Marcus, experto en defensa de la BBC, otros elementos pueden verse fácilmente en las imágenes satelitales.

Y el problema, explica Marcus, es que muchos de ellos están bastante cerca de áreas pobladas.

Bombardear estos depósitos podría liberar los químicos al aire, dispersarlos sobre los alrededores y potencialmente causar la muerte de civiles.

Existe siempre el riesgo, al bombardear un depósito, de que el agente químico no se desintegre, no se incinere y sea dispersado, dice a BBC Mundo Alastair Hay, especialista en toxicología medioambiental y armas químicas de la Universidad de Leeds, Reino Unido.

ARMAS ANTIQUÍMICOS Sin embargo, el Pentágono lleva años intentando desarrollar armas capaces de acabar con un arsenal químico sin correr estos peligros.

Jonathan Marcus sostiene que es posible que las llamadas Agent Defeat Weapons (armas neutralizadoras de agentes químicos) estén a disposición de los comandantes estadounidenses.

Operan de diversas maneras pero la característica esencial es el calor intenso –como una bomba superincendiaria– que destruye el agente biológico o químico en mismo lugar.

Las temperaturas necesarias son altísimas, en un rango de entre 1.200ºC y 1.500ºC.

Pero la situación exacta de este armamento en el arsenal de Estados Unidos es incierta.

Uno de los sistemas es conocido como Crash Pad y es un arma incendiaria de alta temperatura.

Esta bomba contiene una carga explosiva para romper los contenedores de almacenamiento y 300kg de fósforo blanco, que arde a hasta 2.700ºC y puede destruir agentes químicos más rápidamente.

Pero los químicos que no lleguen a incinerarse pueden ser impulsados al aire con la corriente térmica y viajar largas distancias, tal como explica la revista New Scientist.

Otra de estas municiones es el Arma de Ataque Pasivo o PAW, que depende de la energía cinética de más de 3.700 barras de acero o tungsteno para producir el calor necesario para desintegrar los agentes químicos.

Sin usar explosivos, esta bomba de 450kg se divide en el aire tras ser lanzada a altísima velocidad y deja caer las barras, que perforan los recipientes de almacenamiento químico.

Según difundió el sitio especializado military.com, citando a una portavoz de la fuerza aérea de EE.UU., el PAW fue utilizado para derribar antenas en Iraq en 2003.

De acuerdo a esta fuente militar, tanto el CrashPad como el PAW de la Fuerza Aérea podrían ser transportadas por aviones como el Eagle F-15, el Raptor F-22 y los bombarderos B-1 y B-2.

Sin embargo, según los expertos, el tamaño y la cantidad de las instalaciones sirias y la proximidad de civiles pueden disuadir a los estrategas estadounidenses de atacar cualquier depósito de armas químicas, incluso con armamento de avanzada.

20 AÑOS El trabajo de Alastair Hay incluye en la actualidad la difusión y defensa de la Convención de Armas Químicas –firmado en 1993 y en vigor desde 1997– entre la comunidad de científicos químicos.

Gracias a este tratado, dice Hay, los armamentos químicos más grandes que estaban en Estados Unidos y la antigua Unión Soviética están siendo destruidos.

Los estadounidenses se deshicieron del 80% de los suyos, y los rusos entre el 60% y el 70%, dice el experto, en conversación con BBC Mundo.

Tal como explica Hay, el método para destruir esos depósitos y municiones incluye la remoción de los detonadores para que no haya riesgo de que exploten, y básicamente se perfora un hueco para drenar el químico, y se quema a una alta temperatura o en algunos casos, dependiendo del agente, se puede convertir en otra cosa, con otros procedimientos químicos.

Pero no es una tarea fácil y las potencias llevan más de veinte años en ese proceso.

Bombardearlas es, por lo tanto, una opción peligrosa.

En el entorno de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, dice Hay, no se ha oído hablar del armamento neutralizador de químicos del ejército estadounidense.

Sería algo que debería estar adecuadamente validado y demostrado ante terceros, opina el experto.

Si van a usarlas, es muy importante que estén 100% seguros de que van a ser efectivas.