Desde el lamentable atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de setiembre del 2001, las medidas de seguridad en los aeropuertos de todo el mundo se redoblaron. No obstante, una reciente investigación hecha en Bélgica demuestra que en algunos de estos lugares se puede cumplir la frase al mejor cazador se le escapa la paloma.
Una reportera de la revista belga Le Soir decidió ser parte de las evaluaciones a los sistemas de seguridad de un aeropuerto europeo. La empresa Tactical5 buscaba demostrar que los detectores de metales, los perros policías y demás despliegues para evitar atentados en aviones pueden resultar inútiles.
La periodista echó en su bolso 450 gramos de explosivos (desactivados por seguridad) y ocultó entre su ropa un cuchillo. Los resultados de esta prueba fueron de temer: los agentes de seguridad la dejaron pasar, los detectores no reconocieron ni el explosivo ni el arma blanca.
En su reporte, la revista Le Soir informó que no mencionará el nombre del aeropuerto por motivos de seguridad, pero aseguró que se trata de uno muy transitado durante el verano europeo. También indicó que los explosivos empleados estaban desactivados.