Jesús tiene vivo el recuerdo del día en que tuvo que salir de su país, Colombia, con su esposa y sus siete hijos. Unos militares habían acampado una noche en los exteriores de la finca en que vivían y luego de ello la guerrilla los amenazó con matarlos.
Llegaron a Ecuador hace dos años en busca de refugio. Hoy, los niños aún sufren los efectos del desarraigo. Ninguno de ellos acude a una escuela, y no han sido pocas las dificultades que han debido afrontar a su corta edad.
De los siete niños, con edades de entre cuatro y 13 años, los cuatro mayores lograron en su momento ingresar a una entidad educativa ecuatoriana, pero debieron abandonar sus estudios.
Al igual que ellos, dos de cada 10 niños refugiados en Ecuador, y cuatro de cada 10 adolescentes, no acceden a la educación, según los resultados de una encuesta a refugiados colombianos asentados en Quito y Guayaquil presentados por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y Acnur en 2011.
Ecuador es el país del continente con mayor número de refugiados en América Latina, y ello se aplica también en cuanto a los niños. De las más de 55 mil personas refugiadas – el 98% de origen colombiano- que al momento viven en Ecuador, 12.800 son menores de 18 años, de acuerdo con Acnur.
¿Cuáles son las causas de las dificultades de acceso a la educación que tienen muchos niños refugiados? Sonia Aguilar, funcionaria de Acnur menciona a BBC Mundo entre ellas a las limitaciones económicas de la familia para solventar gastos escolares, la adaptación a un sistema de estudios diferente al de su país, y ciertas estigmatizaciones por su condición y origen.
Y ello se ratifica en los resultados de la encuesta efectuada por Flacso y Acnur: el 31% de los refugiados consultados señaló a la falta de recursos económicos como la principal dificultad para acceder a la educación, el 14% mencionó discriminación, mientras que un 52% respondió falta de documentación, entre otros aspectos.
ATRASADOS EN LOS ESTUDIOS Reingresar a la escuela, luego de haber abandonado la misma, ha sido aún más difícil para los hijos de Jesús. Han perdido tiempo, están atrasados en el estudio, entonces no los reciben por eso, dice a BBC Mundo el refugiado colombiano.
Susana (nombre ficticio), la mayor de todos los siete hermanos, aún no termina el quinto de básica, cuando debiera estar entre dos y tres años adelante en cuanto a los cursos escolares.
Y la misma historia se repite entre miles de niños y adolescentes refugiados que tienen dificultades en su inserción educativa.
Marinela, otra mujer refugiada colombiana, conversa con BBC Mundo sobre su hija de 18 años, quien hoy cursa el colegio en Ecuador pero a quien todavía le faltan tres años para concluir el bachillerato.
La joven llegó junto con su familia a Ecuador en 2003, en busca de refugio. En una década, ella ha pasado por cuatro instituciones educativas ecuatorianas, y ahora espera no tener que interrumpir sus estudios.
REDUCIR LOS IMPACTOS Frente a esta situación, organismos internacionales y locales efectúan en Ecuador una serie de iniciativas. Una de ellas es el programa Niños de Paz que fue hace poco presentado en Quito por Acnur y la Comisión Europea, por medio del cual se busca ayudar a unos 3.200 niños y jóvenes refugiados a través de proyectos que favorezcan la inclusión educativa y la integración.
En específico, el programa apoyará con materiales escolares o uniformes nuevos a niños refugiados que viven en zonas vulnerables. Además 468 menores recibirán apoyo para acceder al plan estatal de Ciclo Básico Acelerado. Becas y talleres de coexistencia pacífica serán otros de los componentes del programa Niños de Paz que se ejecutará en 2013 en Ecuador.
El programa, que se financiará a través de los fondos obtenidos por la concesión del Premio Nobel de la Paz 2012 a la Unión Europea, tiene alcance global. De allí que además de Ecuador, se beneficiará a 1.500 niños en Colombia, y un total de 23.000 mil menores víctimas de situaciones de conflicto en diversas zonas del mundo.
Pero también en Ecuador, a más de Acnur y la acción del Estado ecuatoriano, hay otras organizaciones que trabajan en favor del acceso a la educación por parte de los refugiados y la reducción de los impactos que tienen las situaciones de conflicto sobre los menores, como es el caso de Refugee Education Trust (RET) o la Organización Hebrea de Ayuda a Inmigrantes y Refugiados (HIAS).
Y mientras todas estas entidades desarrollan sus proyectos, Jesús espera que sus hijos puedan finalmente acceder a la educación y concluir sus estudios. Es muy duro, responde el refugiado cuando se le pregunta qué significa para él como padre ver a sus hijos sin acudir a una escuela.