Esta argentina, de 41 años, hace 10 años que vive en España y asegura ser testigo del primer milagro del Papa Francisco. El suceso se ha producido en su propio cuerpo.

Hace 4 años le diagnosticaron cáncer. Estuvo entre la vida y la muerte. Perdió capacidades del habla, de la visión y de motricidad. No obstante, el decaimiento se revirtió en cuestión de días (¿o solo un día?) y empezó a recuperarse. Ocurrió, según cuenta, el miércoles 10 de abril de 2013, cuando viajó al Vaticano y recibió la bendición del Papa Francisco.

En el 2009 Carolina fue diagnosticada de cáncer de mama y debió dejar su trabajo por esta enfermedad. Luego llegaron las metástasis: en los pulmones en el 2009, el año siguiente se empieza a disparar a todos los órganos, hígado, huesos de la cabeza, ganglios retina. Pierdo 70% de la visión porque la metástasis estaba atrás del ojo.

Se somete a dos ciclos de quimioterapia y se le bajan mucho las defensas, según le cuenta a La Nación. Estaba muy mal y sentía que no podía aguantar. Recibió la noticia del nombramiento de Jorge Bergoglio como nuevo Papa y sintió mucha alegría porque vio algo en él. Lo tenés que ir a ver, se dijo a sí misma.

EL ENCUENTRO Con ayuda de una amiga española, Carolina llevó a cabo su empresa, haciendo colecta en las parroquias y entre amigos para los pasajes. Un grupo de monjas le consiguieron una entrada para ir a una audiencia general que el Pontífice encabeza todos los miércoles. Pese a que Carolina ya ni se podía mover sola y sin silla de ruedas, su oncóloga la apoyó en su idea de visitar al Papa en el Vaticano.

Llegó el día y vio pasar a Francisco en el papamóvil en medio de la multitud. Con una camiseta de San Lorenzo intentó llamar su atención y lo consiguió. Francisco frenó ante Carolina y le rezó. Tengo cáncer, pero creo en Dios y los milagros y gracias a usted volví a creer, le dijo. Ojalá, respondió el Papa, que la bendijo. Le pidió también que bendiga a su oncóloga, y el Papa así lo hizo. Además, la besó. “Él pudo ver mi dolor”.

EL REGRESO Carolina cree haber sentido un cambio aunque su enfermedad todavía se manifestaba con vómitos y distintos malestares. Tuvo dos meses muy malos, entre la vida y la muerte. Pero siempre pensó: Estoy bendita.

Y de repente me empiezo a poner bien, dice. Le dieron el alta el lunes pasado en el hospital de Alicante donde se trata, porque el cáncer se está reduciendo. La quimioterapia logró reducir los nódulos de la metástasis.

Dice no padecer de los síntomas de la quimioterapia y vive su vida normal. Carolina estaba bastante mal y este tipo de tratamientos” y normalmente no es tan efectivo ni tan rápida la mejoría, ha dicho su oncóloga, la doctora Nieves Díaz Fernández.

Ya no están las lesiones que se veían a simple vista, ha recuperado la visión del ojo, y está en su casa, otra vez activa. Le restan cuatro ciclos de quimioterapia.