La invitación enviada a los delegados de las mayores economías globales que participarán este fin de semana de la cumbre del G20 en la India ha desatado controversia a causa de un pequeño detalle. La misiva está firmada por Droupadi Murmu, “presidenta de Bharat”.
MIRA: Rumores en torno a un posible cambio de nombre para India
Si bien la Constitución de 1950 contempla que tanto India como Bharat, de origen sánscrito, son nombres oficiales del país e incluso se utilizan ambas opciones en los pasaportes, emplear solo la segunda denominación en invitaciones oficiales representa una auténtica novedad por parte de la Administración del líder nacionalista Narendra Modi.
Esto se debe principalmente a que en el país existe una corriente que busca quedarse únicamente con Bharat como nombre oficial y así deshacerse de otro símbolo de su época colonial.
La monarquía británica gobernó sobre este territorio por 200 años, hasta 1947. El nombre de India deriva de Sindhu, uno de los principales ríos que discurre por este territorio y que fue mal pronunciado por los colonizadores.
Por este tipo de razones, políticos como el parlamentario Harnath Singh Yadav, del oficialista Bharatiya Janata Party, afirma que “la palabra ‘India’ es un abuso que nos dieron los británicos, mientras que la palabra ‘Bharat’ es un símbolo de nuestra cultura”.
Este pequeño gesto de firmar la misiva a nombre de Bharat se enmarca en una serie de medidas que ha adoptado Modi desde que llegó al poder buscando librarse de los “vestigios de la dominación británica”. Coincide, además, con las recientes declaraciones del mentor ideológico de su partido, Mohan Bhagwat, en las que propone quedarse solo con el nombre de Bharat.
Y también ha generado rumores sobre una posible propuesta que se presentará en el Parlamento para oficializar un solo nombre, pero esto aún no ha sido confirmado.
Entre las medidas anticolonialistas tomadas por Modi destacan los cambios de nombres a calles y edificios que mantenían referencias a la época del Imperio Mogol y de la colonia británica. En el 2018, por ejemplo, tres islas que llevaban nombres de gobernantes británicos fueron rebautizadas como islas Andaman y Nicobar, recuerda CNN en un artículo.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con este tipo de medidas. La actual coalición opositora, integrada por 26 partidos y bautizada bajo el acrónimo INDIA, acusa a Modi de impulsar el cambio de nombre para restarles fuerzas en las próximas elecciones.
El destacado legislador opositor Shashi Tharoor, por otro lado, resaltó a través de las redes sociales que un cambio de nombre sería perjudicial para los logros alcanzados por el país más poblado del mundo. “Aunque no hay ninguna objeción constitucional a llamar a India ‘Bharat’, que es uno de los dos nombres oficiales del país, espero que el Gobierno no sea tan insensato como para prescindir por completo de ‘India’, que tiene un incalculable valor de marca acumulado durante siglos”, afirma.
El debate iniciado en la India a raíz de un posible cambio de nombre trae a la memoria los casos de otros países que en los últimos años han optado por rebautizarse.
El 1 de junio del 2022, Turquía pasó a llamarse Türkiye. Esta decisión, adoptada por parte del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, fue justificada como un intento de evitar confusiones al citarse el país en inglés, donde suena y se escribe igual que pavo. Los opositores a Erdogan aseguran que solo se trata de un nuevo intento del mandatario por desviar la atención sobre las crisis que ha enfrentado su gobierno en los últimos tiempos. Lo cierto es que tras la petición oficial de su administración, organismos como la ONU, la OTAN o la Organización Mundial del Comercio (OMC) han adoptado el nuevo nombre.
Desde el 1 de enero del 2020, el país ubicado al norte de Bélgica y al oeste de Alemania dejó de utilizar el nombre de Holanda y exigió que se le cite bajo el oficial: Países Bajos. Esto se debe a que Holanda solo abarca 2 de las 12 provincias que existen en el país. Sin embargo, la popularización de dicha denominación se había extendido al punto de ser mejor conocida que por su nombre oficial.
En abril del 2018, el rey Mswati III de Swazilandia anunció que el país pasaría a llamarse Esuatini, que en la lengua local significa "tierra de los Suazis", en referencia al pueblo de etnia bantú que habita dicho territorio, Sudáfrica y Mozambique. El monarca, quien dio el anuncio al cumplirse los 50 años de la independencia de la corona británica, aseguró que es una forma de enterrar el pasado colonial y recuperar sus raíces ancestrales.
El 12 de junio del 2018, los primeros ministros de Grecia y de Macedonia, Alexis Tsipras y Zoran Zaev,respectivamente, firmaron el acuerdo Prespa para que este último país fuera rebautizado como República de Macedonia del Norte. Desde la disolución de Yugoslavia, en 1991, este territorio adoptó el nombre de Macedonia, lo que generó un conflicto diplomático con sus vecinos griegos, que también poseen una región con el mismo nombre. Ambos gobiernos alcanzaron el acuerdo debido al interés macedonio (mantienen el mismo gentilicio) de formar parte de la OTAN y la Unión Europea. Grecia había vetado ambas candidaturas hasta que se resolviera el impase. Tras el acuerdo, los macedonios se integraron a la alianza militar en el 2020 y se encuentran como candidatos a entrar en el bloque europeo.
Esta nación enclavada en pleno corazón de África ha sufrido una gran cantidad de cambios de nombre a lo largo de su historia. En 1885, los belgas colonizaron el territorio y lo llamaron el Estado Libre del Congo. Luego, en 1908 fue rebautizado como Congo Belga. Tras una encarnizada lucha armada y revolución por la independencia en 1959 se abrieron mesas de negociaciones entre africanos y europeos, llevando a que el nuevo país libre se llamase República del Congo desde julio de 1960. Sin embargo, en septiembre del mismo año el general Mobutu Sese Seko -apoyado por Bélgica y EE.UU.- se haría con el poder y al año siguiente cambiaría el nombre del país a Zaire en un intento por "africanizar" los nombres. Con la caída de Mobutu en 1997 y el ascenso de Laurent Desire Kabila, el país sería rebautizado nuevamente como República Democrática del Congo.
En 1989, la junta militar que un año antes había llegado al poder con un golpe de Estado, determinó que Birmania pasaría a llamarse Myanmar, justificando su decisión en poseer un nombre más inclusivo que no discriminara a quienes no pertenezcan a la etnia bamma, de donde provenía el nombre nacional. Este argumento, sin embargo, tiene poco sustento pues ambos nombres tienen la misma traducción solo que en diferentes registros lingüísticos. Países como EE.UU. y Reino Unido no reconocen el nombre de Myanmar, aunque los organismos internacionales lo utilizan en eventos oficiales. La depuesta lideresa Aung San Suu Kyi se ha referido al país como Burma (Birmania, en inglés) en diferentes eventos internacionales, en señal de rechazo a los militares.
Durante el dominio británico, que se extendió desde 1815 hasta 1948, la pequeña isla ubicada en el Mar de Laquedivas fue bautizada como Ceilán. Más de dos décadas después de liberarse, y habiendo ya cortado los vínculos coloniales con los británicos, las autoridades de esta isla asiática decidieron en 1972 rebautizarla como Sri Lanka.
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