BRUNO RIVAS FRÍAS Enviado especial a Buenos Aires
Todos los domingos, Argentina está pendiente de Jorge Lanata. Semana a semana ha ido destapando, en su programa “Periodismo para todos”, denuncias sobre enriquecimiento de empresarios y funcionarios vinculados con el kirchnerismo. Vestido informalmente, el periodista nos recibe en el cuarto de su departamento en el que exhibe todas las distinciones que ha recibido a lo largo de su trayectoria. Es lógico que busque estar cómodo porque en esa habitación está recibiendo a decenas de medios de toda la región interesados en informar sobre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El Comercio es uno de ellos.
Tienen un gobierno que se proclama de izquierda y que dice luchar por los desfavorecidos y, sin embargo, sus investigaciones evidencian grupos empresariales vinculados al kirchnerismo que se estarían beneficiando… Tiene que ver con el doble discurso del gobierno. Creo que el peor enemigo del doble discurso es el tiempo. A medida que pasa van quedando en evidencia, la gente ya no acepta más el relato y quiere saber la realidad. Cristina no puede hablar de los monopolios como si recién llegara. El gobierno está hace diez años, han tenido el tiempo suficiente para desarmarlos. A menos que los consintieran, cosa que hicieron. En realidad están en contra de los monopolios que no son propios. Nada cambió respecto de la época de Menem.
Afirman que Néstor Kirchner era el que frenaba a Cristina. Se especuló mucho con Kirchner en vida sobre cuál era el rol de cada uno. Creo, en verdad, que si estás casado treinta años con una persona, eres parecido a ella. Si no, sería imposible estar tanto tiempo. Kirchner usaba plata para generar poder. Tenía una obsesión con la plata y el poder. Usó el dinero para apretar [chantajear, presionar] a los gobernadores y crecer. Tenía una visión más caudillista de la política. Cristina tiene una formación más ideológica y en algún sentido es más fundamentalista. Creo que Cristina se creyó su propia mentira, cree que está haciendo una revolución. Hay que pensar en Cristina desde esa lógica. Así se pueden entender muchas cosas, porque una revolución no puede tener prensa independiente.
Antes el kirchnerismo era más sutil, ahora pretenden expropiar Papel Prensa. Y van a expropiar Papel Prensa. Yo siempre fui muy crítico de esa empresa porque dirigí periódicos toda mi vida. Compraba el papel a la mitad subsidiado por el Estado y no nos quería vender a los demás diarios. Tengo diferencias con Papel Prensa, pero eso de que fue vendida bajo tortura es mentira. Y más allá de eso, esa compañía no debe ser del Estado sino de todos los diarios, de tal manera que cada uno puede controlar su insumo.
¿Estas medidas son muestra de la desesperación del gobierno? Hace como un año que el gobierno perdió la iniciativa política y está haciendo lo que sea por recuperarla. Ellos están atrás de los hechos y, en efecto, están en crisis. Toman medidas que son absolutamente desesperadas como poner el fútbol a la hora en que se emite mi programa. Cuando un gobierno piensa en eso en vez de gobernar, significa que está en crisis.
Pero la mitad del país apoya al kirchnerismo. Porque este gobierno tuvo un gran período de recuperación económica, donde hizo un distribucionismo muy grande. Sin embargo, nada de lo que hizo fue estable, en el sentido de que es plata que se distribuyó y se gastó. Hizo eje en el tema de la reactivación del consumo, pero nunca en el tema del futuro y de la inversión. La plata que teníamos ya nos la gastamos y eso provoca el mal humor social. Este aumenta a medida que la situación económica empeora.
¿Qué podemos esperar, entonces, de las elecciones legislativas de octubre? El gobierno espera sacar un 35% o más. Con ellos sería la primera minoría. Sabe que no va a hacer una buena elección, está pensando en por cuánto va a perder. Esto va a condicionar los dos años que les resta de gobierno, eso es mucho tiempo. Si pierde por menos del 30%, están en problemas. Están tirando toda la plata a la calle, pero toda la denuncia del negocio de lavado los está dañando bastante. Han bajado diez puntos desde que empezamos el programa [el domingo 14 de abril de este año].
¿La muerte de Chávez y los problemas de Cristina Kirchner pueden marcar el fin del socialismo del siglo XXI? Nunca llegué a entender bien qué es el socialismo del siglo XXI. Porque una cosa es en la enunciación y otra en la realidad. Es un dechado de buenas intenciones que termina con gobiernos autoritarios, eso finalmente se empieza a notar y eso es lo que está pasando en Ecuador, Bolivia, Venezuela y acá. En el caso de Argentina, cuando hablas en ‘off’ con los ministros, te dicen “esto ya terminó”, pero no lo dicen en ‘on’. Hay ministros que se quieren ir, otros que dicen que Cristina está loca. No lo dicen en público. El gobierno está en una crisis seria, pero igual intentará la reelección.
En los últimos años el gobierno se ha radicalizado y hay quienes señalan que cada vez está más cerca de transformarse en chavismo. Creo que hay una característica central en la que difieren los dos países: Venezuela es una democracia militar con todas sus características y una impronta muy grande a la hora de hacer política. En Venezuela los militares tienen un poder muchísimo más grande que el que tienen acá. Además están muy mezclados con los asuntos de corrupción del Estado. Cristina no es así, ha postergado y odia a los militares. Sin embargo, sí es muy parecido en todo lo demás. Hay [en los dos países] desabastecimiento, controles de precios que no funcionan, hay problemas con el dólar, controles muy grandes de la prensa y la justicia. Hay conductas autoritarias que desconocen a las instituciones en los dos países. La base filosófica de ambos gobiernos, esto que llamaríamos socialismo del siglo XXI, es similar, ya que buscan cosas similares. Sin embargo, los países son distintos, las características son distintas.
Hay quienes señalan que el problema argentino se reduce a dos grupos: el gobierno y los grupos mediáticos que están en conflicto porque buscan cuidar sus intereses… Es cierto que hay una discusión de intereses entre el gobierno y el grupo Clarín. Durante la primera etapa de gobierno, el grupo Clarín fue absolutamente kirchnerista. De hecho, lo que el gobierno ahora objeta, que es el monopolio del cable, fue el último decreto de Néstor. Él autorizó la fusión de Cablevisión y Multicanal. Lo que pasó fue que Néstor quiso comprar Clarín a través de una acción mastín en la bolsa de Londres. El grupo se enteró y no quiso vender. Allí recién empezó el pleito. Sin embargo, creo que el caso va más allá de Clarín en sí. Lo que está en discusión es la libertad de prensa en Argentina . El gobierno no ha intervenido a Clarín porque se ha dado cuenta de que el costo es más que el beneficio. Aunque no creo que hayan desistido de esa idea.
Se te cuestiona porque eras un crítico de Clarín y ahora lo defiendes. Dicen que te has vendido. El gobierno nos terminó uniendo; digamos que los intereses objetivos nos unen. Hay dos maneras de verlo: una es pensar lo que me dices, la otra es que yo les gané. Tuvieron que llamar a su peor enemigo. Hoy me necesitan. A mí no me preocupa en qué medio trabajo sino lo que hago en él. Yo hago lo que me provoca en la televisión y escribo lo que quiero en el diario. Nadie me dice lo que tengo que hacer. Entiendo que el gobierno no esté de acuerdo, pero yo no tengo la posibilidad de trabajar en otro canal que no sea el Trece. En Buenos Aires, el resto de canales o son del gobierno o tienen negocios con él. En las radios pasa algo parecido.
¿No te da miedo decir en tu programa “la presidenta se pasa la Constitución por el orto”? Eso fue dicho en un contexto cómico. No podemos hacer serios todos los chistes. Lo que me imagino es que si la gente se ríe es porque en algún lugar es real.
El kirchnerismo está creando cuadros jóvenes como La Cámpora… Es un invento de Cristina que no tiene sustento. La Cámpora es una organización vertical que creció al revés: de arriba para abajo. Creció así porque está llena de funcionarios. No es una juventud política, es todo lo contrario. Lo que pasa es que Cristina no tiene figuras de recambio. Está apostando a que ellos lo sean, pero hasta ahora todo lo que ha manejado La Cámpora (Aerolíneas Argentinas, el Ministerio de Economía) es un desastre.
¿En términos electorales no le sirve al kirchnerismo? No, y justamente por eso Cristina va a ir por la re-reelección. Creo que va a modificar la Constitución y, si no le dan los votos para hacerlo, va a inventar otra Constitución. Nadie se va a de una revolución. Fidel Castro no vuelve más a la Sierra Maestra.
LA FICHA El periodista incómodo NOMBRE Jorge Lanata. PROFESIÓN Periodista. Nació en Mar del Plata el 12 de setiembre de 1960. Empezó a colaborar en periódicos con solo 14 años y a los 26 fundó –junto con el escritor Osvaldo Soriano, entre otros socios– el diario “Página 12”, del que fue director. Luego de desvincularse del diario fundó y dirigió otras publicaciones. También ha conducido programas de televisión y de radio y es considerado uno de los más duros críticos del kirchnerismo. Actualmente conduce “Periodismo para todos”, que se emite todos los domingos por Canal 13, propiedad del grupo Clarín. También es columnista de “Clarín”.