BRUNO RIVAS

El fallecimiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, no solo ha causado un terremoto político en el país llanero. Debido a la enorme influencia que ha ejercido durante sus 14 años de gobierno, todo el continente sufre un remezón.

Sin lugar a dudas el bloque regional que más afectado se verá es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Dicho grupo fue ideado y creado por el mismo Chávez en el 2004. En un primer momento solo incluía a Venezuela y Cuba, pero luego incorporó a países con gobiernos de izquierda como Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros. Sin embargo, pese al ingreso de nuevos miembros, el líder siempre fue el presidente venezolano debido a que su país es el principal proveedor económico del bloque. Por esa razón su desaparición abre muchas interrogantes sobre el futuro de la alianza.

Es difícil que algún gobernante latinoamericano pueda reemplazar el rol que ocupaba Chávez en el ALBA. Ninguno tiene el dinero ni las ambiciones hegemónicas del líder venezolano. Será muy difícil la continuidad de la alianza sin Chávez, comentó a este Diario el presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

Una opinión similar tuvo el analista internacional Óscar Vidarte, quien anota que ni Bolivia ni Ecuador tienen el poder energético para ejercer el liderazgo de Venezuela. Países como Cuba y Argentina [que no pertenece al ALBA] tienen sus propios problemas internos que los obligan a tener otras prioridades.

Los analistas tampoco ven entre los posibles sucesores de Chávez a una personalidad capaz de ocupar el papel de líder regional. Es difícil imaginar que [Nicolás] Maduro pueda ejercer el mismo nivel de liderazgo de Chávez. Va a tener que enfocarse primero en los problemas de Venezuela, indicó Shifter. Es muy difícil [ver otras figuras en la región]. Primero deberían consolidarse como líderes de su propio movimiento, dijo Vidarte.

Como consecuencia de estos hechos va a disminuir bastante el radicalismo en la región, expuso a El Comercio el analista internacional cubano Luis Popa Casasaya. La región tomará la muerte de Chávez como una derrota de la izquierda antiimperialista y revolucionaria, acotó.

Sin embargo, no todos los países de la región se ven afectados por la desaparición del mandatario venezolano. Según los analistas, la izquierda moderada podría pasar a extender su liderazgo regional.

Si la política exterior brasileña es inteligente aprovechará el vacío de poder que deja la ausencia de Chávez para cooptar a los países del ALBA y acercarlos a su zona de influencia. De esa manera volverían a ejercer el liderazgo regional que en algún momento tuvo Lula da Silva, expuso Vidarte.

Shifter comparte esa opinión, pero es más moderado en su comentario. Con la desaparición de Chávez las izquierdas moderadas de la región podrán tener más espacio para maniobrar y se verán fortalecidas, aunque solo de forma marginal, refiere el analista estadounidense.

El tema es que este grupo de países no forma un bloque sólido, así que la pregunta que aparece es si Brasil podrá tomar el papel que Venezuela dejaría. Mi impresión es que el impacto sería mínimo, anotó.

CUBA Y NICARAGUA SERÍAN LOS MÁS AFECTADOS Las cifras indican que los países que más se ven afectados con el fallecimiento del presidente venezolano, Hugo Chávez, son Cuba y Nicaragua, por todos los beneficios que reciben de su régimen.

Cuba necesita para su consumo interno 80.000 barriles de petróleo diarios. Venezuela le proporciona 100.000. La muerte de Chávez podría significar el fin de esas subvenciones y para La Habana sería un caso similar a cuando se dio la caída de la Unión Soviética, expuso el catedrático de la PUCP y analista internacional cubano Luis Popa Casasaya.

El analista internacional Óscar Vidarte, también docente de la PUCP, señala: Nicaragua, al igual que una serie de países caribeños que viven del petróleo subsidiado, va a sufrir en gran medida. Dudo que inmediatamente, pero sí en el mediano plazo, en tanto la situación en Venezuela va a tender a cambiar, ya sea por el desmoronamiento del régimen o por el ascenso de la oposición.