Poco después de ser electo ayer, el Papa Francisco rechazó subirse la limusina papal y se subió en el último bus junto a los otros cardenales para ir hasta una residencia dentro del Vaticano a cenar.

Ese gesto mostró su humildad, según el cardenal de Nueva York Cardinal Timothy Dolan, que tras ser testigo de ese momento contó detalles de las primeras horas del argentino Jorge Bergoglio como nuevo jefe de la Iglesia Católica.

Dolan dijo que la mayor parte de los cardenales había tomado buses para volver a su residencia en el Vaticano y ya se habían formado en una línea para saludar al nuevo Papa cuando llegara a ese lugar para la última cena que tendrían como grupo.

Estaban esperando que llegara en la limusina que habían visto aparcada en el Palacio Apostólico.

ME VOY CON LOS MUCHACHOS Y cuando el último bus se detiene, ¿adivinen quien baja? El Papa Francisco. Imagino que le dijo al chofer: ‘No hay problema, me voy con los muchachos’, dijo Dolan a periodistas.

Dentro de la residencia, durante la cena, el Papa mostró su lado cómico, según Dolan. Brindamos por él y cuando él brindó por nosotros, dijo: ‘Que dios los perdone’, contó.

Los hizo reír nuevamente cuando dijo a los cardenales, que mantuvieron siete reuniones pre-cónclave y dos días de cónclave: “Voy a dormir bien esta noche y algo me dice que ustedes también”.

VISITARÁ A BENEDICTO El nuevo Papa adelantó a los cardenales que hoy visitará al Papa Emérito Benedicto XVI en su retiro al sur de Roma, que visitará una basílica en Roma y, nuevamente bromeando, Francisco dijo: También debo pasar por la residencia, tomar mis maletas y pagar la cuenta.

Dolan describió la emoción dentro de la Capilla Sixtina cuando Bergoglio alcanzó los 77 votos, la mayoría de dos tercios necesaria para elegirlo.

Comenzamos a aplaudir, pero luego tuvimos que detenernos hasta que se contara el resto de los votos y luego aplaudimos nuevamente al final, y nuevamente cuando él dijo que aceptaba la elección, comentó Dolan.

Minutos después de su elección, el nuevo Santo Padre ingresó a la sacristía de la Capilla Sixtina para ponerse sus atuendos papales blancos.

La sacristía es conocida como el Cuarto de las Lágrimas, porque es donde el nuevo pontífice siente por primera vez el peso del papado.

Cuando él salió, una silla similar a un trono había sido preparada en una plataforma, pero Francisco prefirió saludar a los cardenales desde una silla a su mismo nivel, dijo Dolan.

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