Más allá de los análisis políticos del día siguiente, la elección del demócrata Bill de Blasio como alcalde de Nueva York la semana pasada ofreció una imagen singular: la de una familia multirracial, algo poco común en las altas esferas de la política estadounidense.
Ya antes de la votación, los perfiles que se hacían del ahora electo alcalde de Nueva York se centraban en el carácter mixto de su familia. Y no fueron pocos quienes aseguraron que hace unos años sería impensable que una persona como De Blasio ocupara un puesto de poder en una de las ciudades más importantes de los Estados Unidos.
La imagen más extendida de un alto cargo estadounidense es la de un hombre blanco casado con una mujer blanca y con hijos. Fuera del cuadro quedan todos los demás: solteros, separados, divorciados, homosexuales, e incluso casados pero sin hijos.
Este paisaje se modificó en parte con la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca, pero en el caso de la familia de Obama, sus características responden al modelo tradicional: misma raza, pareja heterosexual y con hijas.
¿Cómo interpretar, por tanto, el rotundo respaldo que los neoyorquinos dieron a De Blasio? ¿Se rompe el tabú de las parejas multirraciales?
RESPALDO GENERALIZADO De un tiempo a esta parte se han publicado distintos estudios que indican que el número de parejas mixtas aumenta a un ritmo vertiginoso en Estados Unidos y que sugieren, además, que la población acepta mayoritariamente esta nueva realidad.
En el estudio sobre Derechos y Relaciones de las Minorías de Gallup realizado entre junio y julio pasado, el 87% de los encuestados dijo aprobar el matrimonio entre blancos y negros, frente a un 4% de 1958.
El respaldo de los negros al matrimonio interracial, del 96%, es actualmente casi universal, mientras que la aprobación de los blancos es 12 puntos porcentuales menor, un 84%, según el estudio.
Sin embargo, según Kevin Noble Maillard, profesor de Derecho en la Universidad de Siracusa, las cifras de aprobación han cambiado, pero la aceptación emocional y práctica de la gente común y corriente no.
En comparación con los años 60, la aprobación prácticamente se ha doblado, pero una cosa es lo que la gente predica y otra lo que practica, le dijo Maillard a BBC Mundo.
Una mayoría no elegiría como pareja a una persona de una raza diferente, cuando hablan en las encuestas lo hacen más desde la teoría que desde la experiencia personal, añade.
MÁS MEZCLA RACIAL El número de matrimonios multirraciales se ha incrementado de forma considerable en el país. En 2010 se contabilizaban 5,3 millones de matrimonios formados por dos personas de distintas razas, por 4 millones del año 2000.
De estas parejas mixtas, el 38% eran unión de blanco-hispano; el 14%, blanco-asiático; y un 7,9%, blanco-afroamericano.
El hecho de que la combinación menos frecuente sea la de una persona blanca con una persona afroamericana se explica, en opinión de Maillard, por las actitudes históricas en el caso de la relación entre blancos y negros en Estados Unidos.
De hecho, hasta hace menos de 50 años, el matrimonio entre blancos y negros estaba prohibido por ley. En 1967, una resolución del Tribunal Supremo en el caso Loving vs Virginia puso fin a este veto legal.
La unión entre asiáticos e hispanos, por ejemplo, no estaba siquiera contemplada por la legislación que, según Maillard, estaba prácticamente diseñada para evitar el matrimonio entre blancos y negros.
En nuestra historia persiste cierta incomodidad hacia la integración entre blancos y negros en el ámbito de una misma familia, señala Maillard.
DISCRIMINACIÓN SOCIAL La actitud social no ha cambiado de forma dramática, aunque la ley sí lo haya hecho, dicen algunos expertos.
Desde un punto de vista práctico, las parejas mixtas experimentan discriminación en temas como el acceso a la vivienda, al intentar rentar un apartamento, o en cuanto a la presión social que reciben de sus propias familias, sostiene Maillard.
De hecho, según un reciente artículo publicado en Los Angeles Times, muchas parejas interraciales prefieren convivir sin casarse, y la principal razón para evitar el matrimonio es no tener que hacer frente a la reacción de sus familias.
Un ejemplo que indica que las familias multirraciales no son algo completamente establecido en el imaginario colectivo estadounidense es lo sucedido este mismo año con un anuncio de televisión.
El pasado mes de mayo, surgió en internet una fuerte controversia ante un anuncio de la marca de cereales Cheerios en el que se mostraba una familia multirracial formada por una mujer blanca, un hombre negro y la hija de ambos. Tal fue la virulencia de algunas reacciones contrarias al comercial, que la empresa decidió cerrar la opción de dejar comentarios en la versión del anuncio en YouTube.
¿Cómo entender, entonces, que De Blasio haya alcanzado la alcaldía de Nueva York? Maillard opina que el público acepta más fácilmente su modelo de familia que si se tratara de un hombre negro casado con una mujer blanca.
En cualquier caso, el hecho de que estemos hablando de esto es bastante significativo. ¿Por qué nos llama la atención? Me genera dudas, pero luego llego a la conclusión de que también es maravilloso que podamos celebrar y ser felices por esta familia, concluye el profesor de Derecho