Mientras algunos de los sirios están abiertos a la idea de una intervención militar, muchos son críticos sobre lo que ellos consideran una gran indiferencia a su dilema de los dos últimos años y medio, según descubrió Ian Pannell, periodista de la BBC.
El rostro de Abdul Majid es un testamento de la brutalidad aleatoria de la guerra siria. El bebé de 14 meses se encontraba jugando en el corredor de su casa cuando fue aplastado por una bomba lanzada desde un avión de las fuerzas del gobierno.
Que el niño esté vivo es un milagro absoluto. Sus mejillas están magulladas y marcadas por los perdigones, sus ojos están inyectados de sangre. Su madre y su hermana también resultaron heridas.
Se cree que 14 personas murieron en una serie de ataques de las fuerzas oficialistas en Taftanaz el 5 de septiembre.
Abu Abdu, padre de Abdul, está enojado, no sólo con el presidente Bashar al-Assad y sus fuerzas militares, sino también con la indiferencia del resto del mundo frente a lo que sucede en Siria.
Si EE.UU. decide suspender sus planes de atacar, lo que parece cada vez más probable, la ira probablemente se produndizará, dejando en evidencia las diferencias fundamentales entre la perspectiva desde el campo y la de las capitales de los países occidentales.
CASAS DESTROZADAS El caso de una intervención liderada por EE.UU. se ha concentrado en el asunto de las armas químicas. Pero el drama es mucho mayor.
¿Por qué hay silencio?, pregunta Abu Abdu pregunta. ¿Es porque somos musulmanes? ¿Es nuestra sangre más barata que el suya?
Al igual que muchos sirios ha perdido la fe de que alguien los ayudará.
Usted ha visto la destrucción, los ataques químicos, el bombardeo. ¿Quién hizo algo?
El hermano de Abu nos mostró lo que queda en la casa de Taftanaz.
Vestidos de flores cuelgan todavía en los guardarropas. Algunos platos están apilados cuidadosamente en los estantes. Todo está cubierto por una gruesa capa de polvo de la explosión que abrió un lado de la casa y trajo otros pisos abajo.
Le explica a la BBC que las familias atrapadas en la espiral de violencia han estado tratando de escapar.
Cuando pensábamos que las cosas estaban mejorando volvimos a casa. Pero no esperábamos esto. Ahora vamos a dejar el pueblo de nuevo por unos días, aunque después tengamos que volver. ¿A dónde más debemos ir?
Los rebeldes sirios han usado las poblaciones como base de operaciones en el pasado y el gobierno los ha atacado repetidamente. Pero la constante es que son civiles los que mueren.
Seguimos la motocicleta de Ibrahim, un activista mediático, mientras se abría paso entre los escombros y las ruinas de Taftanaz. El joven ha registrado cada ataque en su pueblo y sospecha que la posible intervención estadounidense ha suscitado la última ofensiva del gobierno sirio.
Antes de este ataque nos mandaban misiles y artillería sin ninguna razón, ya que aquí sólo hay civiles, le dice Ibrahim a la BBC.
Pero en los últimos días se ha vuelto más pesado. Yo creo que es por las declaraciones estadounidenses sobre los ataques en Siria. El régimen quiere demostrar que todavía es fuerte y que no se rendirá, agregó.
OPORTUNIDADES PARA LOS REBELDES En las colinas rocosas de Jabe al Zawiyeh, en el norte del país, la lucha entre el ejército y los rebeldes no ha disminuido por la posibilidad de una intervención externa.
Los proyectiles de artillería chocan contra los pueblos antiguos dejando columnas de humo gruesas y sucias en el aire. El eco de los disparos entre rebeldes y el ejército mientras luchan por controlar una pieza clave del terreno se esparce por el valle.
Y si bien el ejército teme la posibilidad de un ataque aéreo liderado por EE.UU., sus opositores ven una oportunidad.
Abu Mohammed, un comandante con Ahrar al Sham, uno de los grupos rebeldes más grandes del norte dice que quiere que Occidente ataque al Presidente Assad.
Donde quiera que ataquen nosotros atacaremos. De hecho ya lo estamos haciendo, pero eso haría nuestra misión más fácil y rápida.
Si no se concretan los ataques con los que Occidente ha amenazado, se podría alimentar el resentimiento y la marginalidad de los grupos más moderados listos para comprometerse con sus líderes.
Existe el temor de que otros grupos radicales como el Estado Islámico de Irak y Siria, aliado con al Qaeda, trate también de usar una intervención estadounidense a su favor.
Por ahora muchos de ellos se han ido escondiendo, temiendo que su viejo enemigo los vaya poner en la mira. Aunque su presencia en aumento delata el nivel de radicalización de esta guerra y lo complejo que se ha vuelto encontrar una solución.
Los sirios tienen puntos de vista totalmente diferentes sobre su futuro y sobre su posible papel del resto del mundo. Pero una cosa con que la mayoría coincide es en la necesidad de poner fin al derramamiento de sangre.
Muchas de las personas en el norte cuyas vidas han sido alteradas para siempre por esta guerra quieren desesperadamente ayuda del mundo exterior. Pero después de dos años y medio de guerra y sufrimiento atroz, han perdido la esperanza de que llegue.