La instalación de un monumento en la ciudad de Presevo, ubicada al sur de Serbia, amenaza con avivar el conflicto étnico en los Balcanes. El monumento, construido para honrar a 27 rebeldes albaneses caídos en enfrentamientos con el ejército serbio, ha indignado a las autoridades de Belgrado, quienes lo calificaron como una provocación de los terroristas albaneses.
El despliegue de artillería pesada en los alrededores demuestra que Serbia está dispuesta a destruir de forma violenta el polémico monumento. En ese sentido el jefe de gobierno, Ivica Dacic, fijó el 17 de enero como ultimátum para que sea retirado.
Por su parte los albaneses amenazan con tomar represalias: atacarán monasterios y ex insurgentes de la Guerra de Kosovo anunciaron tomar las armas. Los embajadores de Estados Unidos y la UE tienen previsto negociar con ambas partes para evitar que se desencadene la violencia.
Presevo es una ciudad con 100 mil albaneses, quienes representan la mayoría en una región con altos índices de pobreza, bajo la constante vigilancia de las fuerzas armadas serbias.