La homenajeada película “Django Unchained” (“Desencadenado”) del famoso director de cine Quentin Tarantino, es una de las relativamente pocas en Hollywood que narra la historia de un cowboy o vaquero negro.
Pero en realidad, hubo muchos, y algunas de sus historias fueron adaptadas para actores blancos.
La imagen más común de un cowboy es la de un pistolero blanco calzando botas, como John Wayne o Clint Eastwood.
Pero la representación que Hollywood muestra del Viejo Oeste es una versión maquillada de la realidad. Se estima que un cuarto de los cowboys eran negros.
Como muchos, Jim Austin, un empresario de 45 años, nunca había oído hablar de la presencia afroestadounidense en el Viejo Oeste.
Y ese descubrimiento los inspiró a él y a su esposa a crear el Museo Nacional Multicultural del Viejo Oeste en Fort Worth, Texas.
Rendimos honor a algunos de los vaqueros negros olvidados, hombres como Bill Pickett, un campeón del rodeo que inventó el bulldogging, una técnica que consiste en saltar desde un caballo hasta las costas de un buey y derribar al animal mordiéndole los labios.
A los niños no les enseñan en las escuelas la realidad de lo que fue el Oeste, dice Austin.
Te apuesto a que nueve de diez personas en este país piensan que todos los cowboys eran blancos, como creía yo.
En el Viejo Oeste real, no el que muestran las películas, los vaqueros negros eran comunes.
A estos les daban, con frecuencia, el trabajo de amansar a caballos que pocos habían montado, explica Mike Searles, profesor retirado de historia de la Universidad del Estado de Augusta.
A Searles, los alumnos lo conocían como Cowboy Mike, porque daba cátedras con un vestuario que incluía espuelas, chaparreras y un sombrero de vaquero.
Los vaqueros negros eran también cocineros en los Chuckwagon, especie de carreta adaptada para el transporte y cocimiento de provisiones. También eran buenos cantantes, y de esa forma ayudaban a mantener calmado al ganado, cuenta.
SER UN VAQUERO NEGRO ERA DURO Searles dice que su investigación, que incluyó revisar entrevistas con ex esclavos de la década de 1930, sugiere que los cowboys negros gozaban de una relativa igualdad en el rancho.
Como vaquero necesitabas un cierto grado de independencia, dice. No podías tener a un vigilante, porque tenían que ir a caballo muchas veces por varios días.
La vida era, sin embargo, más dura para los cowboys negros que para los blancos.
Vincent Jacobs, de 80 años, un ex jinete de rodeo que vive cerca de Houston, Texas, recuerda el racismo del que era víctima cuando empezó.
Había rodeos separados para blancos y para negros, recuerda. Era duro, muy duro. Sólo me dejaban montar cuando todos los blancos habían dejado la arena.
Ser un vaquero negro era duro, concuerda Clevelland Walters, de 88 años, quien vive en las afueras del pueblo de Liberty, en Texas.
Odio recordar el racismo que sufrí. Cuando había que marcar al ganado, yo era el que tenía que atrapar los animales y mantenerlo sujetado. Quien marcaba era blanco, o sea que los vaqueros negros hacíamos el trabajo más duro y sucio, expresa.
Tanto Jacobs como Walters crecieron en la década de 1940, mirando películas del Viejo Oeste, pero nunca vieron a un negro en un papel de importancia.
HISTORIAS CON OTRO ROSTRO Hollywood no sólo ignoró a los cowboys negros. Uso sus historias de vida como materia prima para muchas de sus películas.
Se cree que El llanero solitario, por ejemplo, se inspira en la figura de Bass Reeves, un agente del orden negro que se disfrazaba, tenía a un indígena estadounidense y nunca sufrió un disparo en toda su carrera.
La película de 1956 The Searchers (Más corazón que odio), de John Ford, fue inspirada en parte en las hazañas de Brit Johnson, un cowboy negro cuya esposa e hijos fueron capturados por los comanches en 1865.
En la película, John Wayne tiene el papel de un veterano de la Guerra Civil que pasa su vida buscando a su sobrina secuestrada por aborígenes.
En años recientes, personajes negros han aparecido en varias películas del Oeste, como Posse (Los justicieros del Oeste), Unforgiven (Los imperdonables) y Django Unchained (Desencadenado).
Mientras Hollywood ha empezado finalmente a reconocer a los cowboys negros del pasado, su memoria también es honrada por los 200 miembros de la North Eastern Trail Riders Association, una organización de vaqueros y vaqueras modernos.
Estos recorren regularmente más de 100 millas (unos 160 kilómetros) en siete días, montados a caballo o en carretas al estilo del Viejo Oeste, desandando los caminos por los que en su momento anduvieron los esclavos.
Es algo que no está en el imaginario popular. No existe, dice Searles.
Pero, ¿por qué Hollywood decidió enmascarar la diversidad racial del Viejo Oeste?
El Oeste se considera con frecuencia la cuna del país, donde los estadounidenses mostraban cuán distintos eran de los europeos, explica Searles.
Era en el Oeste donde el hombre blanco mostraba su coraje. Pero si el negro podía también ser héroe y tener todas las características buenas que le atribuyes al blanco, entonces, ¿cómo puedes tratar al negro como un sirviente y un animal?.