Después de marchar en la calle, cerrarle las puertas de sus comercios a los políticos y hasta arrojar papel higiénico contra el Congreso, los paraguayos que protestan contra la corrupción por fin tienen su primer motivo para festejar.

Este jueves, la Cámara Alta de Paraguay decidió por unanimidad despojar de la inmunidad parlamentaria a Víctor Bogado, un senador del Partido Colorado acusado de contratar a la niñera de sus hijos con dinero público y como cargo técnico del Congreso.

El político niega haber hecho nada mal y se declara inocente. Su caso quedará ahora en manos de la Fiscalía Anticorrupción.

Hasta hace unas horas, Bogado tenía el apoyo de un grupo de 23 senadores que durante una sesión del pasado 14 de noviembre había votado en contra de su desafuero.

El célebre grupo de los 23 o #Los23, como se les conoció en redes sociales, se convirtieron pronto en el objeto de las críticas de miles de paraguayos indignados por considerar que estaban entorpeciendo las investigaciones de la Justicia por defender a su compañero.

DERECHO DE ADMISIÓN A Bogado no le quedó otra que ponerse a disposición de la Justicia. Acá nos movilizamos, les cerramos las puertas y con la presión ciudadana tuvieron que ceder los senadores le dice a BBC Mundo Lourdes González, propietaria de la pizzería Il Bambú, en Asunción.

Ella es una de las promotoras de una campaña para prohibir la entrada a estos senadores a más de un centenar de bares, restaurantes, centros comerciales, gimnasios, gasolineras, agencias de viaje y otros establecimientos.

De su pizzería todavía cuelga un cartel donde se indica que el restaurante se reserva el derecho de admisión contra aquellos que votaron en primera instancia contra el desafuero. Basta de inmunidad, se puede leer en su puerta.

Fue en este lugar donde uno de los parlamentarios tuvo que abandonar su pizza cuando los clientes se dieron cuenta de quién estaba comiendo allí.

El senador Óscar González Daher quien argumentó que se había confundido a su hermano con él, se fue del restaurante entre gritos e insultos de los comensales.

Mientras, de otro emblemático restaurante de Asunción, El Bolsi, tuvo que salir una de las asistentes del senador Bogado. El video con la marcha de la joven y la celebración del resto de los clientes por su victoria, causó furor en las redes sociales.

En pocos días, el número y variedad de establecimiento que prohibieron la entrada a los políticos creció, igual que las periódicas protestas callejeras en la capital, donde se celebraron marchas y cadenas humanas contra la corrupción.

En un centro comercial, los dueños repartieron incluso fotos de los 23 senadores entre sus guardias de seguridad, para que inviten a retirarse a cualquier miembro de #Los23 que acuda a comprar a este espacio.

ESCRACHADOS Después de la campaña, el propio Bogado pidió que se tramitara su desafuero para lavar su imagen y probar su inocencia.

Me equivoqué y no soy perfecta, por ello mismo les quiero pedir una nueva oportunidad. Fui víctima de algunos de los escraches ya que mucha gente no puede separarme de mi faceta de política, dijo por su parte Mirtha Gusinky, una de las senadoras que había votado inicialmente en contra de investigar a su compañero de partido.

Yo creo que esto es un nuevo despertar ciudadano, dice Lourdes González.

Ya estamos cansados, pero yo creo que los políticos saben que la gente ya no aguanta más, que Paraguay va a cambiar y más que nunca estamos unidos, asegura.

Desde hace meses, la prensa local denuncia casos de políticos que supuestamente contrataron como empleados públicos a personas sin conocimientos técnicos ni funciones conocidas en el parlamento.

Según la organización no gubernamental Transparencia Internacional, el 81% de los paraguayos cree que sus partidos políticos son corruptos o extremadamente corruptos, ocupando el segundo lugar en percepción de corrupción en toda Latinoamérica, por detrás de Venezuela.

No está claro si #Los23 recibirán el perdón social ahora que rectificaron su voto.

Todavía no hablamos de si vamos a dejar de no recibir a estos senadores, dice la dueña de la pizzería. Por ahora siguen siendo personas non gratas.

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