Como presidentes, el estadounidense Joe Biden y el ruso Vladimir Putin solo se han reunido presencialmente una vez, pero sus conversaciones por teléfono y video han sido varias más. Solo en este mes de diciembre los mandatarios se han visto las caras dos veces a través de videollamadas para abordar la crisis en torno de Ucrania. La última de estas comunicaciones -que se desarrolla este jueves 30- demuestra no solo lo trascendental del tema en cuestión, sino también cómo las llamadas y videoconferencias van ganando relevancia en la diplomacia internacional, más aún en tiempos de pandemia.
La de este jueves tiene lugar luego de que en su charla del martes 7, Biden advirtiera a Putin con “fuertes sanciones económicas” si invadía Ucrania. El mandatario ruso, por su parte, exigió garantías sobre el congelamiento de la expansión de la OTAN.
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Para la nueva llamada, sin embargo, los ánimos han parecido estar más calmados. El gobernante ruso dijo estar “convencido” de que es posible un diálogo “eficaz” y “basado en el respeto mutuo” entre ambos países, recordando la cumbre presencial que los dos líderes protagonizaron en junio en Ginebra.
Por su parte, la Casa Blanca aseguró que Biden ofrecerá a Putin “una vía diplomática” como salida a la crisis ucraniana. Este intercambio de mensajes ocurre cuando se acercan las negociaciones sobre la seguridad en Europa que comenzarán el 10 de enero del año que entra también en Ginebra, en las que no está previsto que los presidentes de Estados Unidos y Rusia participen.
“Una herramienta útil si se sabe usar”
Las llamadas presidenciales no son algo reciente y existen estrictos protocolos que cumplir. Según explica USA Today, tradicionalmente, en Estados Unidos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) acompañan la comunicación desde la Oficina Oval mientras el presidente habla por teléfono con el líder extranjero. También hay funcionarios sentados en una habitación segura en otra parte de la Casa Blanca, escuchando la llamada y tomando notas a las que se conoce como un “memorando de conversación telefónica”.
La BBC añade que las llamadas del presidente con líderes extranjeros también son transcritas por computadoras y, posteriormente, las personas que toman notas comparan sus impresiones con una versión electrónica de la llamada. “Las notas de los funcionarios y de las transcripciones computarizadas se combinan en un solo documento. Es posible que esta transcripción no sea perfecta, pero se hace con el cuidado que permitan el tiempo y los recursos”, señala el medio.
Francesco Tucci, analista internacional italiano y profesor de la PUCP, recuerda que con todas las limitaciones tecnológicas que había antes, sobre todo en la Guerra Fría, se usaba más la línea directa, el teléfono, pero que esto no permitía una comunicación total pues tiene un impacto reducido.
“Debemos tener en cuenta la gran relevancia que tenían en la Guerra Fría las personas que iban traduciendo lo que se decía. Los líderes de las grandes potencias se comunicaban entre ellos en tiempo real, pero a través de traductores. No era posible ver los ojos, ni toda la comunicación no verbal. Hoy día con la videollamada hay que cuidar eso también. La videollamada es una herramienta más para aclarar y evitar una escalada eventual, entonces puede ser una herramienta poderosa, sobre todo en una coyuntura de pandemia como la actual”, dice a El Comercio.
Agrega que las videollamadas o videoconferencias tienen puntos a favor y en contra. Pueden ser muy útiles para reducir una situación de tensión y evitar una escalada como la que está ocurriendo ahora entre Estados Unidos y Rusia, pero solo cumplirán su función “si los dos líderes tienen la voluntad de encontrar un punto medio, una posición que por lo menos se acerque a ser positiva para los dos”.
ÚLTIMAS LLAMADAS
En su mayoría, las llamadas entre mandatarios están reservadas para motivos de importancia. En el caso de la última conversación de este tipo entre Putin y Biden -la segunda en menos de un mes- se debe considerar que se realiza poco antes de la reunión que habrá el 10 de enero del 2022 entre la OTAN y representantes de Rusia.
“En enero también habrá una reunión entre OSCD y representantes rusos, entonces estas videoconferencias y videollamadas pueden ayudar a reducir las tensiones, pero depende claramente de la actitud de los políticos y va a ser relevante también la comunicación no verbal”, enfatiza Tucci.
Biden también habló en setiembre con el presidente francés, Enmanuel Macron, tras la crisis de los submarinos australianos desatada por el acuerdo secreto anunciado por Estados Unidos para proporcionar a Australia submarinos pese a que Francia había firmado con Canberra un contrato multimillonario para ello.
Durante la llamada, el mandatario estadounidense “reconoció” que podría haber consultado más con Francia sobre el tema. La llamada, que duró unos 30 minutos, fue “un paso para volver a la normalidad en una relación larga e importante”, dijo la Casa Blanca.
El presidente chino Xi Jinping también ha tenido momentos tensos con Estados Unidos. Biden llegó a decir que prácticamente el mandatario chino no tenía en su ADN la democracia.
“Son declaraciones fuertes sobre todo durante una guerra comercial. En el caso de Jinping y Biden, pues tuvieron varias conversaciones telefónicas, eso claramente ha ayudado. Sin embargo, se trata de una herramienta que puede ayudar, pero depende de las intenciones de las dos partes. Si solo lo hacen por cumplir o si de verdad quieren buscar una solución al tema”, recalca Tucci.
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