El presidente electo Joe Biden se aproxima a una cifra sin precedentes de 80 millones de votos conforme bastiones demócratas continúan procesando papeletas y los comicios presidenciales de 2020 imponen nuevos récords de participación.
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Biden ya impuso una marca del mayor número de sufragios para un candidato presidencial triunfador, y el presidente Donald Trump también alcanzó una nueva marca de más votos para un candidato perdedor. Con más de 155 millones de sufragios contabilizados, y con California y Nueva York aún computando boletas, la participación electoral alcanzó un 65% de todos los votantes elegibles, la cifra más elevada desde 1908, según datos de The Associated Press y el sitio web U.S. Elections Project.
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El incremento en el total de Biden y en su ventaja en el voto popular —un margen de casi 6 millones de votos— se dieron a conocer en un momento en que Trump ha vuelto a insistir falsamente que ganó los comicios, y su campaña y sus simpatizantes intensifican sus impugnaciones para frenar o aplazar la certificación de resultados, lo que potencialmente podría anular los votos de la ciudadanía.
“Simplemente hay demasiado ruido porque Donald Trump hace mucho estruendo al moverse”, dijo Douglas Brinkley, historiador presidencial en la Universidad Rice. “Una vez que el ruido desaparezca, quedará claro que Biden obtuvo una victoria muy convincente”.
Actualmente el exvicepresidente aventaja el voto electoral por 290 frente a 232. Pero ese conteo no incluye los sufragios de Georgia, donde Biden aventaja a Trump por 0,3 puntos porcentuales mientras las autoridades realizan un conteo manual. La AP no ha decretado a un ganador en la entidad, pero si se confirma la victoria de Biden, habrá obtenido 306 votos del Colegio Electoral por 232 de Trump, un margen idéntico al que llevó al mandatario a la Casa Blanca en 2016. En ese entonces, Trump lo describió como “arrollador”.
Trump selló esa victoria con un margen de 770.000 votos en tres estados muy disputados, mientras que la diferencia a favor de Biden sería ligeramente menor, de unos 45.000 sufragios en Arizona, Georgia y Wisconsin.
Sin embargo, esa victoria por menor margen sigue siendo decisiva para los estándares de las leyes electorales, destacó Rick Hasen, profesor en la Universidad de Irvine y experto en votación.
A pesar de que el margen en favor de Biden en estados como Arizona y Wisconsin pudiera parecer pequeño — entre 12.000 y 20.000 votos —, dichas contiendas no se consideran lo suficientemente apretadas como para que los resultados se alteren en recuentos o demandas. Por lo general, en un recuento se presentan cambios en apenas unos cuantos cientos de boletas. En 2000, un margen de diferencia de 537 votos en Florida desató un recuento y una disputa legal por la Casa Blanca.
“Si uno habla de que está lo suficientemente disputado como para ubicarse dentro de lo que los expertos del ramo llamamos margen de litigio, esto no se ubica en el margen de litigio”, dijo Hasen.
Timothy Naftali, historiador presidencial en la Universidad de Nueva York, hizo una comparación de los crecientes márgenes en favor de Biden en el voto popular y en el voto electoral con los de cada ganador de la contienda presidencial desde 1960. Su hallazgo: Biden está justo a la mitad, un triunfo más reñido que las abultadas victorias electorales de Barack Obama en 2008 y Ronald Reagan en 1984, pero con un margen más amplio que el triunfo de Trump en 2016 o el de cualquiera de las dos victorias de George W. Bush.
La analogía más cercana fue la reelección de Obama, en la que ganó por prácticamente el mismo margen del que goza Biden actualmente.
“¿Alguien consideró que el de 2012 fue un triunfo apretado? No”, subrayó Naftali.
A pesar de eso, Trump y sus aliados siguen intentando detener la certificación de la elección, en un intento improbable por despojar a los estados de la capacidad para facultar a electores en favor de Biden. Es muy poco probable que estas gestiones fructifiquen, pero alcanzaron un nuevo nivel esta semana cuando dos miembros republicanos de la comisión de escrutinio y cómputo del mayor condado de Michigan lograron bloquear la certificación de votos en ese lugar. Permitieron que la certificación procediera luego que se desatara una reacción indignada, pero es un indicio de lo profundo que las acusaciones infundadas de Trump de que hubo fraude electoral han permeado entre la población.
De hecho, argumentó Michael McDonald, un profesor de la Universidad de Florida que analiza el conteo de votos para U.S. Elections Project, los triunfos relativamente apretados de Biden en algunos de los estados más competidos cuentan una historia distinta a la que está promoviendo el presidente.
A los demócratas les preocupa que la brecha entre el voto popular y los conteos del Colegio Electoral aumente a medida que los votantes demócratas se concentran en ambas costas del país y fuera de los estados sin clara inclinación política. Esa dinámica podría complicar que los demócratas ganen contiendas legislativas, lo que crearía una continua desventaja al momento de promover políticas.
“Si los datos revelan algo, es la manera en que el sistema es desfavorable hacia los demócratas, no hacia Trump”, declaró McDonald.
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