Virgilio Aguilar Méndez, un migrante indocumentado de origen guatemalteco de 18 años, está detenido desde mayo pasado en una cárcel de Florida, Estados Unidos, tras la muerte del policía que lo arrestó. Enfrenta cargos de homicidio involuntario agravado y podría recibir una dura condena.
Sin embargo, Aguilar no mató al policía identificado como Michael Paul Kunovich, de 52 años. El sargento del Departamento del Alguacil del condado St. Johns, en Florida, falleció por causas naturales debido a una arritmia cardíaca.
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Así ocurrieron los hechos. El 19 de mayo, el policía Kunovich intervino a Aguilar en el estacionamiento del Super 8 en State Road, “debido a lo que creía que tenía un comportamiento sospechoso”, según el informe policial del arresto.
El video de la cámara corporal de Kunovich mostró que cuando Aguilar vio acercarse la patrulla del agente, comenzó a alejarse del lugar.
El policía bajó de su patrulla y le pidió su identificación. El joven le respondió que no hablaba inglés.
El migrante, que trabajaba en el campo, se disculpó con el oficial y le señaló el hotel dónde se estaba alojando.
Luego, Kunovich intentó cachear a Aguilar para comprobar si tenía armas, pero este se alejó e intentó huir. Seguía repitiendo que no hablaba inglés.
Entonces, llegaron más agentes y Aguilar continuó resistiendo. Ya en el suelo, los policías le aplicaron varias descargas eléctricas. En total, según el informe oficial, le dispararon veces con la pistola Taser en 2 minutos.
“Mientras peleaba en el suelo con el sargento Kunovich y otros agentes, el acusado agarró el Taser del sargento Kunovich en un intento de hacerse con el control del arma”, se afirma en un documento de la policía.
“Después de tomar el control y esposar al acusado, este se armó con una navaja plegable, que sacó de los bolsillos de sus pantalones cortos. Los agentes dieron órdenes verbales en voz alta para que soltaran el cuchillo, las cuales fueron ignoradas y el cuchillo tuvo que ser retirado con fuerza de las manos del acusado”, sigue el informe.
En el momento en que los policías le quitan la navaja, Aguilar grita que usa la navaja para cortar “sandías”. En sus declaraciones posteriores explicó que era para cortar fruta y venderla.
Todo el forcejeo duró más de 6 minutos.
Posteriormente, Aguilar dijo a los agentes que se resistió al arresto “por temor a ser deportado”.
También admitió que entendió las órdenes verbales que le dieron, pero decidió no obedecerlas en un intento de escapar, según el informe de la policía.
Después de que esposaron a Aguilar, el policía Kunovich se desplomó en el lugar y fue llevado al hospital, donde murió. La autopsia determinó que murió debido a una arritmia cardíaca.
Aguilar fue acusado por un fiscal por homicidio involuntario agravado de un oficial y por resistirse al arresto con violencia. Permanece tras las rejas sin derecho a fianza.
En una moción para obtener el derecho a la fianza, su anterior defensor público escribió que el adolescente vivía en una habitación del Super 8 con otros inmigrantes y que cuando lo intervino el policía estaba hablando por teléfono con su madre.
El nuevo abogado del migrante, Philip Arroyo, dijo en diciembre a Action Jax que cree que se violaron los derechos civiles de su cliente y calificó la situación de “grave injusticia”.
Mientras que el sheriff del condado de St. Johns, Robert Hardwick, defendió las acciones de sus oficiales y afirmó que la negativa de Aguilar a cumplir lo que le ordenaba Kunovich provocó la tragedia.
Por su parte, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (Lulac), el mayor y más antiguo grupo latino de Estados Unidos, criticó la semana pasada el proceso judicial contra Aguilar.
En un comunicado citado por la agencia EFE, Lulac calificó la acusación como “prematura e injusta” considerando las circunstancias que rodearon el altercado.
“No debemos culpar por esa muerte a este joven que fue blanco de fuerza excesiva por parte de la policía y tácticas de grupo por parte de otros agentes que llegaron al lugar”, advirtió en el comunicado Domingo García, presidente de Lulac.
Calificó de “repugnante” el procedimiento realizado por los tres policías contra Aguilar Méndez, cuando no había sospechas creíbles de que hubiera cometido algún delito.
Un juez programó para enero una audiencia para considerar una fianza o retirar los cargos contra el adolescente.
Eliseo Santana, director de Lulac Florida, arremetió contra la nueva ley antiinmigrante SB-1718 de Florida y dijo que la medida, aplicada desde julio pasado, “ha empoderado a muchos a ver a todos los hispanos como criminales e indeseables”.
El activista dijo que los cargos contra Aguilar deben ser “reexaminados” a fondo y retirados.
El migrante también enfrenta una orden de detención por parte de las autoridades de inmigración por ser indocumentado. Aguilar entró a Estados Unidos cuando tenía 17 años.
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