En España, comenzó el juicio en contra de Ismael Molina, un joven acusado de asesinar a su padre el 8 de junio de 2018, tras creer que era miembro de una organización criminal secreta de Barcelona.
“Isma”, como le decían algunos, en su defensa aseguró que lo hizo porque una amiga de él, llamada Alba Andreu, lo convenció de que su familiar era mafioso. El joven, por este hecho, no solo enfrenta a la justicia de Cataluña, sino que se encuentra en un tratamiento psiquiátrico tras ser diagnosticado con esquizofrenia paranoide, la cual se manifestó el día del parricidio (asesinato a un familiar, normalmente a padre, madre, o hijos).
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El joven aseguró que Alba Andreu, una amiga de él en aquel entonces, lo convenció de matar a su papá, además de engañarlo durante un año, haciéndole creer que hacía parte del grupo policial, los Mozos de Escuadra, quienes luchaban “contra la trata de mujeres y el terrorismo”.
Asimismo, durante un año, dedicó gran parte de su tiempo en vigilar personas en la calle y anotar placas de vehículos que le resultaran “sospechosos”. Dedicaba entre 12 y 16 horas al día, de forma diaria, mientras se alejaba de su familia, su hogar y sus estudios. “Me había dejado físicamente, nadie sabía nada de mí… Había tirado mi vida a la basura”, reflexionó Isma, según el diario El País de España.
Una “novia” para Isma
La acusada reforzó su relación amistosa con Ismael ofreciéndole una novia, a la que llamó Julia. “Me enseñó fotos, dijo que yo le gustaba y que quería conocerme. Era reticente a conocer a una persona online, pero me convenció”, dijo. Sin embargo, la chica era la propia Andreu.
Para que fuera más creíble, Alba, fingiendo ser Julia, se dedicó a hablar con él a través de WhatsApp. Tiempo después, le envió fotografías falsas de una ecografía, para hacerle creer a Isma que estaba embarazada y, además, iba a ser padre de mellizos.
El fin de toda esta fachada era simplemente tener a Isma bajo su control. Además, Alba llegó a recibir hasta 7.500 euros bajo la excusa de financiar a los Mozos. Sin embargo, ese dinero simplemente llegó a parar a sus cuentas bancarias para así pagar su carrera universitaria, según las investigaciones judiciales.
Pobre de quien frustrara los planes de Alba
El plan le estaba saliendo a la perfección, hasta que el padre de Isma, Manuel Molina, decidió, como se dice popularmente en España, “cerrarle el grifo” a su hijo (cortarle la suma de dinero que le daba frecuentemente).
Fue ahí donde Alba se preocupó, por lo que comenzó a manipular a Isma, haciéndole creer que su padre en realidad era un mafioso, de acuerdo con la información acusatoria. “Fue un proceso de meses. La idea de que mi padre era un peligro surgió de la semilla que plantó Alba. Me dijo que era un mafioso, que había robado dinero de un grupo para dárselo a otro y que tenía que conseguir plata para saldar la deuda. Por eso me fui de casa”, declaró Isma.
No obstante, el hombre estaba arruinado. Tras vivir bajo el mismo techo de Alba por algunos meses, se fue a vivir a la calle durante mucho tiempo. “Entre cartones, como un indigente”, enfatizó. Ante tal desespero, sumado a una esquizofrenia cada vez más aguda, Isma, gracias a la manipulación de su conocida, finalmente tomó la decisión de acabar con la vida de su progenitor.
“Me dijo que era una amenaza para mí y para la familia y que se acababa el tiempo. Si no lo mataba, nos iba a matar él”, declaró a la Fiscalía catalana.
La “mente maestra” le indicó a un hijo cómo matar a su propio padre
Pero Alba quería que lo matara y ya. Ella le dio indicaciones muy precisas de cómo asesinarlo: “Quería que lo hiciera con un cuchillo o veneno. Estuvimos en su casa buscando venenos por internet”, relató.
El 8 de junio finalmente llegó. Al no encontrar veneno y luego de depositar 20.000 euros a Alba por la supuesta deuda que tenía su papá, Isma acabó con la vida de su familiar en casa, propinándole múltiples puñaladas mientras este dormía, todo mientras tuvo un ataque esquizofrénico. Además, para evitar cualquier sospecha, borró toda información personal de su padre registrada en su teléfono celular, para luego arrojarlo al mar.
Ya de camino a casa, completamente convencido de que hizo un magnífico trabajo, los Mozos de Escuadra lo capturaron y no fue difícil hacer hablar a Isma, pues el crimen estaba recién hecho. No había plan B.
Actualmente, Ismael enfrenta un juicio por el asesinato de su padre, así como atención psiquiátrica por su esquizofrenia. Sus amigos, pese a la aberrante historia, le dieron su respaldo y, cada vez que pueden, asisten a la corte para darle apoyo moral.
Alba actualmente afronta una acusación de una fiscal, quien pide una condena de 34 años de prisión por la inducción del asesinato del padre de Isma. No obstante, el proceso se ha alargado. La joven ha hablado muy poco al respecto y lo que ha dicho se basa en negaciones y presuntas tergiversaciones de los hechos.
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