El hasta ayer príncipe heredero, Salman bin Abdulaziz, de 79 años, se convirtió en el nuevo rey de Arabia Saudí después de la muerte de su hermano Abdalá a los 90 años de edad, tras sufrir una neumon&iacut
El hasta ayer príncipe heredero, Salman bin Abdulaziz, de 79 años, se convirtió en el nuevo rey de Arabia Saudí después de la muerte de su hermano Abdalá a los 90 años de edad, tras sufrir una neumon&iacut

Riad. Nada hace sospechar que el nuevo rey de Arabia Saud vaya a introducir grandes cambios polticos en el pas. Salman bin Abdelaziz, de 79 aos, es, al igual que sus antecesores, hijo de Abdelaziz bin Saud, el fundador del reino.

La transicin se produjo sin estridencias ni dudas de ningn tipo, para evitar cualquier asomo de vaco de poder. No se trata de algo sin importancia, porque Arabia Saud enfrenta tiempos turbulentos que incluso podran poner en peligro la existencia del reino fundado en 1932. Mientras la televisin mostraba las imgenes del funeral se despejaron adems todas las dudas sobre los puestos que quedaban vacantes y quin los ocupar: el prncipe Mukrin pasa a ser heredero del trono y por primera vez un nieto de Abdelaziz, Mohammed bin Naif, avanza a convertirse en el segundo en la sucesin, en el primer salto generacional en el acceso al poder. Salman pertenece a la poderosa faccin de la familia real conocida como los Siete Sudairi, es decir los siete hijos que Abdelaziz tuvo con su esposa favorita, Hassa al Sudairi. Tanto ella como sus hijos crearon una red muy influyente en la casa real. En el 2012, Abdullah lo nombr prncipe heredero. Salman era hasta ahora adems viceprimer ministro y ministro de Defensa. Posee gran experiencia de gobierno, pues fue gobernador de la importante provincia de Riad durante 50 aos. Durante su gobierno la capital creci de unos 300.000 habitantes a casi siete millones. De Salman se dice que tiene una visin social y poltica similar a la de su antecesor y estara dispuesto a hacer algunas reformas, pero limitadas. La plataforma de filtraciones WikiLeaks public en 2007 un documento de la embajada estadounidense en Riad en la que se lo cita afirmando que el ritmo y alcance de las reformas dependen de los factores culturales y sociales, por lo que se debe ser cauteloso. Sin embargo, muchos observadores subrayan que el estado de salud de Salman no es ptimo y dudan de que sea l quien realmente mueve los hilos. Hay rumores desde hace tiempo de que sufre demencia senil. Los desafos que enfrenta son grandes. Al sur del pas, el avance de los rebeldes chiitas est haciendo caer en el caos a su vecino Yemen. Los houthi acaban de hacerse con el poder, para preocupacin de los saudes, que son sunitas. Pero el mayor peligro est en el norte, donde la milicia Estado Islmico (EI) ha avanzado en Iraqhasta la frontera con Arabia Saud. Con sus petrodlares, Riad publicita en el mundo el wahabismo, su estricta y conservadora interpretacin del islam. Pero esa misma poltica se ha vuelto en su contra. El Estado Islmico es, de hecho, un producto del wahabismo que hace tiempo que ignora al reino y a sus lugares sagrados de La Meca y Medina. Guido Steinberg, de la Fundacin Ciencia y Poltica de Berln, cree que de hecho el gobierno acta en algunos aspectos bajo la presin del Estado Islmico. La pena de latigazos aplicada al bloquero Raif Badawi es un intento por mostrar a los conservadores que Arabia Saud es el autntico Estado islmico, opina Steinberg.

CAMBIOS EN EL REINO?

No es de esperar que con Salman haya cambios en la poltica de derechos humanos del reino, criticada en todo el mundo. Una vez ms el bloguero Badawi es buen ejemplo: condenado a 10 aos de prisin y mil latizagos por criticar el islam en Internet. Otros problemas internos son la minora chiita que denuncia su discriminacin y la cada de los precios del petrleo, que hace que disminuyan los ingresos presupuestarios. Riad necesita muchos millones para ofrecer una sociedad de bienestar a las jvenes generaciones, muy numerosas, para que no haya revueltas. Los ingresos por el petrleo le sirven tambin para sus objetivos diplomticos regionales, como el apoyo al presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi. En Egipto logr frenar la revolucin, en cambio en Siria no ha podido derrocar al presidente Bashar al Assad. Las tareas pendientes de Salman son grandes y sus capacidades, inciertas. En su primer discurso hoy en la televisin habl a tanta velocidad que casi no se le entenda. Por eso resalta la figura del prncipe heredero Mukrin, quien era un cercano asesor del fallecido Abdullah y mantiene al igual que ste buenas relaciones con Estados Unidos. El cambio personal ms interesante es el nombramiento del prncipe Mohammed bin Naif como segundo en la sucesin al trono. Tambin l tiene buenos vnculos con Washington, donde es considerado un administrador competente, asegura Steinberg. De seguir su curso la actual sucesin, el prncipe sera el primer gobernante de la nueva generacin, la de los nietos de Abdelaziz.

Durante aos hubo debates sobre quin deba ser esta persona y se espera una encarnizada lucha de poder, aunque no por el momento. Eso es una seal de que el sistema poltico funciona, opina Steinberg.

Fuente: DPA