Hay más de una docena de razones por las que nunca votaría por Donald Trump, pero permanentemente compartí con ustedes seis de ellas que me llevaron a concluir que es el peor candidato en las elecciones del 5 de noviembre.
Primero, Trump es un populista autoritario que desprecia abiertamente los valores básicos de Estados Unidos: la democracia, el Estado de derecho y la tolerancia racial. Es el primer presidente estadounidense en la memoria reciente que alentó un golpe de Estado después de perder las elecciones del 2020.
El 6 de enero del 2021, Trump se quedó sentado por varias horas esperando a ver lo que pasaba en lugar de impedir que sus seguidores atacaran el Capitolio en un intento por anular el resultado electoral.
Unos 140 policías resultaron heridos y varias personas murieron durante y después del ataque. Pero, hasta el día de hoy, Trump no solo sigue afirmando falsamente que ganó las elecciones del 2020, sino que llama a los atacantes del Capitolio “patriotas”.
Más de media docena de exmiembros de alto rango del Gabinete de Trump y asesores más cercanos, incluido su exjefe de Gabinete, el general retirado John Kelly, dicen que Trump no tiene respeto por el Estado de derecho.
En segundo lugar, aunque la mayoría de los políticos mienten, Trump es el rey de las falsedades. Todo su discurso de campaña en estas elecciones se basa en dos grandes mentiras: que los inmigrantes indocumentados han “invadido” este país y son en su mayoría criminales, y que la economía de Estados Unidos está en ruinas.
Los datos reales demuestran lo contrario. En materia inmigratoria, Trump omite decir que los cruces fronterizos no autorizados han caído un 70% este año, y que varios estudios muestran que los indocumentados en promedio cometen menos crímenes violentos que los nacidos en Estados Unidos.
En cuanto a la economía, la afirmación de Trump de que Estados Unidos “está en ruinas” es ridícula a la luz de las últimas cifras económicas. El Fondo Monetario Internacional informó el 22 de octubre que la economía estadounidense es la de mejor desempeño de todos los países ricos.
En tercer lugar, como inmigrante en Estados Unidos, jamás podría votar por un candidato que ha dicho, entre otras cosas, que los inmigrantes “están envenenando la sangre de este país”. Todo eso es muy peligroso, porque fomenta la discriminación y el odio racial.
En cuarto lugar, en materia económica, la presidencia de Trump fue muy mala. Durante su mandato, la economía estadounidense creció menos que con Joe Biden, y el déficit nacional alcanzó un máximo histórico. Trump dejó el cargo con tres millones de empleos menos que cuando lo tomó, mientras que el gobierno de Biden creó 16 millones de empleos, según cifras oficiales.
En quinto lugar, Trump tiene cuatro causas penales en su contra, y ya ha sido declarado culpable en una de ellas.
En sexto lugar, Trump tiene 78 años, y no es inmune al deterioro cognitivo. Ya está confundiendo nombres cada vez más en sus discursos, haciendo declaraciones incoherentes, y terminaría su mandato como el presidente más viejo de la historia del país. Así como escribí en su momento que Biden debía retirarse de la contienda por su edad, lo mismo vale para Trump.
Pero el problema con ese argumento es que Trump no tiene posturas ni una brújula moral, sino conveniencias momentáneas. Como dijo su exjefe de Gabinete, su admiración por dictadores como Vladimir Putin y el norcoreano Kim Jong-Un demuestra que Trump podría transar tranquilamente con los dictadores de Cuba o Venezuela.
En resumen, puede que Trump gane, pero no veo ninguna razón –incluidas sus posturas sobre el aborto, el cambio climático y los fusiles semiautomáticos– para desear su victoria. Al contrario, veo muchas razones para desear que pierda.
–Glosado y editado–
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