La brecha entre la formación universitaria y las demandas del mercado laboral está creando una crisis de empleabilidad que afecta a los jóvenes profesionales en Perú y en todo el mundo. De acuerdo con el Observatorio Laboral del Ministerio de Trabajo, más del 30% de los egresados universitarios en el país no logran insertarse en el campo de su especialidad durante el primer año tras su graduación. Este desajuste, generado por la desconexión entre las habilidades que se enseñan en las universidades y las que demandan los empleadores, está teniendo un impacto profundo en la empleabilidad juvenil.
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A nivel global, el Banco Mundial señala que entre el 30% y el 50% de los empleadores considera que los recién graduados no cuentan con las competencias necesarias para desempeñar sus funciones de manera eficiente. Esta realidad es aun más preocupante en América Latina, donde el 41% de las empresas tiene dificultades para encontrar talento con las habilidades adecuadas, según un informe del Foro Económico Mundial.
Steven Lavado, CEO de la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina, sostiene que: “Nos enfrentamos a un panorama en el que las organizaciones no encuentran el talento innovador y calificado que necesitan, mientras que los jóvenes no logran conectar con las oportunidades que buscan. El país tiene millones de personas sin acceso a servicios de calidad porque la receta tradicional no está funcionando. Necesitamos transformarnos y trabajar de manera articulada para satisfacer las necesidades tanto de las organizaciones como de la sociedad, creando un ecosistema fértil para que la nueva generación pueda generar impacto”.
Para el CEO de UCAL, existen dos grandes barreras: la formación universitaria no se ajusta a lo que las empresas requieren y las organizaciones no ofrecen un ‘terreno fértil’ para atraer y retener talento digital innovador, algo clave para los jóvenes que buscan potenciar sus habilidades y trabajar con propósito.
Bajo ese contexto, Lavado identificó tres obstáculos que generan que las empresas no ofrezcan un terreno fértil para atraer talento. Para el académico, el concepto de innovación está muy limitado. “Las organizaciones tienden a reducir el concepto de innovación al lanzamiento de productos disruptivos que revolucionan una industria, cuando en realidad la innovación debe ser aplicada de manera transversal, involucrando todos los procesos y las áreas de la empresa”, indicó.
Otro obstáculo es la brecha cultural y generacional. “Hoy en día, los jóvenes están muy motivados para marcar la diferencia, quieren proponer ideas innovadoras y trabajar en empresas con un propósito claro. Además, tienen acceso a mucha información que los hace más capaces de enfrentar grandes cambios. Sin embargo, no encuentran compañías que aprovechen estas cualidades para impulsar las transformaciones que se necesitan”, sostuvo.
Agregó que, las compañías no solo deben centrarse en preservar sus industrias actuales, sino que deben integrar en sus estrategias las señales de cambio emergentes y atender a los segmentos de mercado que han sido desatendidos tanto a nivel nacional como regional.
En el Perú, las pequeñas y medianas empresas representan el 99,5% del total de unidades productivas, pero solo el 6% de ellas invierte en innovación, según datos del INEI. Esta falta de inversión limita su capacidad para crecer y competir en un entorno económico global. Para revertir esta tendencia, es fundamental que no solo las grandes corporaciones, sino todas las empresas, se involucren activamente en procesos de innovación.
“Lo que planteamos desde UCAL es que el sector empresarial se involucre con la academia en el diseño de mallas y el desarrollo de retos e iniciativas de transformación para que nuestros estudiantes puedan resolverlos y presentarles soluciones concretas. Así, pequeñas y medianas empresas pueden tener acceso a soluciones innovadoras, lo que amplía su capacidad de innovación”, explicó Lavado.