1. La épica de Dina
‘Las encuestas mienten, es falso lo del 5% de aprobación porque cuando viajamos sentimos el cariño de la gente’. Este es, más o menos, el mantra que repiten el primer ministro Gustavo Adrianzén, parte del gabinete y es el que probablemente repetiría Dina en una entrevista si se le preguntara por sus últimas cifras. Adrianzén, trayendo a colación un comentario sobre lo ‘histórico’ (por excepcionalmente bajo) del 5%, replicó: “lo único histórico que yo veo (…) es que estamos ante la primera mujer que supo ser valiente en la hora más difícil cuando el golpista castillo pretendió destruir la democracia”. En la defensa ‘portátil’ (porque apela a la impresión de esos auditorios que durante el toledismo llamamos ‘portátiles’ y que organismos de base preparan para las visitas y apariciones presidenciales), Dina no vive una crisis prolongada sino una épica anti comunista y anti ‘terruca’.
El ministro de Educación, Morgan Quero, que antes de portar fajín fue su jefe de gabinete técnico en el despacho presidencial y en el MIDIS, fue más lejos que Adrianzén: “Se está abriendo la opción de la reelección para los alcaldes y gobernadores regionales como lo ha señalado el Congreso. Vamos a hacer la reflexión también para que se pueda hacer una reelección presidencial”. Quero planteó un tema jurídicamente debatible (Boluarte no ha sido elegida y habrá cumplido 5 años de mandato cuando salga del poder, tal como define el Art. 112 de la Constitución el periodo presidencial) pero políticamente inviable e impertinente.
Al día siguiente, Quero volvió sobre el tema, reduciéndolo al absurdo al comparar el 5% de aprobación con la intención de voto de los precoces pre candidatos presidenciales. Dina no tiene partido, bancada, respaldo ni capacidad para intentar una aventura que un presidente popular, como Bukele o como Fujimori el siglo pasado, podían ejecutar con ‘interpretaciones auténticas’ sin siquiera reformar la Constitución. Ni siquiera le conviene la ocurrencia a ella ni al ministro que lo dice. Adrianzén cerró el tema en la conferencia tras el consejo de ministros. El plan y el sueño inmediato de Boluarte es consumar su viaje a China entre el 23 y el 30 de junio, para el que ya tiene permiso y agenda (ver crónica aparte).
2. País sin contrapeso
La avalancha de plenos y leyes aprobados antes del cierre de la legislatura (el presidente del Congreso, Alejandro Soto, no necesitaba consultar con nadie para ampliarla unos días), han traído confusión y sorpresas. La falta de frenos y contrapesos al Legislativo, ha aumentado la confianza en aprobar leyes que han pasado una rápida y obligada ronda de pedido de opiniones técnicas a las instituciones involucradas.
“Tras el cierre de legislatura, la tregua no será total pues la Comisión Permanente del Congreso puede continuar aprobando leyes que no sean reformas constitucionales ni reformas de leyes orgánicas”.
Muchos de los entes consultados opinan en contra delatando que se trata de contrarreformas que atacan políticas de Estado, pero eso no importa a los legisladores, basta consignar esos puntos de vista contrarios y ya. Eso ha sucedido con la pretenciosa reforma constitucional del sistema de justicia a partir de la creación de una escuela de la magistratura (que parece haberse inspirado en las meras ganas de desaparecer a la JNJ). Se apilan primeras votaciones de reformas constitucionales con reformas legales que van diseñando un futuro bicameral que tendrá más poderes que este Congreso. La Junta de Fiscales Supremos lanzó un comunicado convocando a la ciudadanía “a sumarse a la defensa de la democracia” y exhortando al Ejecutivo “a cumplir su función de control de la legalidad y de constitucionalidad de los proyectos que se envíen para su promulgación”. Siguió un combate de comunicados. El Congreso replicó sugiriendo que se preocupen de su misión de perseguir a la delincuencia, y vino una dúplica. Tras batallar contra la JNJ ahora el Congreso guerrea contra el MP.
3. Tregua legislativa
Mientras se agolpaban los dictámenes para llegar al pleno, este ocupó algunas valiosas horas para que los ministros interpelados –como, por ejemplo, Raúl Pérez Reyes del MTC, por el apagón en la pista del Jorge Chávez- respondieran sus pliegos interrogatorios ante un auditorio desinteresado en ellos. Aunque las interpelaciones los dejan expeditos para un pedido de censura (que también se puede hacer tras un llamado súbito a informar al pleno o, incluso, tras una visita a una comisión); el cierre de legislatura hará olvidar los motivos por los que fueron obligados a comparecer. La consigna del gobierno en esta semana fue evitar que peligre la aprobación de sus facultades legislativas en materia económica.
Tras el cierre que debe producirse hoy (sábado), la tregua no será total pues la Comisión Permanente del Congreso puede continuar aprobando leyes que no sean reformas constitucionales ni reformas de leyes orgánicas. El Ejecutivo dijo que observaría algunas leyes –como las que ponen cortapisas al estímulo estatal al cine peruano y la contratación de decenas de miles de profesores sin examen de méritos- pero la novedad sería que plantee y pelee la inconstitucionalidad de algunas.
TE PUEDE INTERESAR
- Martín Vizcarra: Las razones de la procuraduría para pedir más de S/500 mil como reparación civil por el Caso Richard Swing
- ¿Y la transparencia? Actas de PCM no registran participación de Dina Boluarte en los Consejos de Ministros
- Cuatro legisladores se perfilan como candidatos para la Presidencia del Congreso
- Levantan secreto bancario de Lilia y Yenifer Paredes: Los detalles de la investigación y sus presuntos roles
- ¿La Comisión de Ética en manos de personalidades externas es la solución para evitar el blindaje?
- Vladimir Cerrón: Control de acusación por caso de resguardo irregular inicia en julio