“Tan difícil es caminar derecho??!! [sic]” fue la célebre pregunta tuiteada por la esposa del presidente en el 2011, a raíz del escándalo desatado en ese momento en torno al señor Omar Chehade. Nos referimos al descubrimiento de que participó en aquella controvertida reunión en Las Brujas de Cachiche en la cual se habría tratado de influenciar al gobierno para que dispusiese que la policía intervenga en el desalojo de la azucarera Andahuasi.
El final de esa historia es conocido: el escándalo llevó al señor Chehade a renunciar a su cargo de segundo vicepresidente de la República.
No obstante lo ocurrido, el mencionado señor ha sido recientemente nombrado presidente de la Comisión de Constitución del Congreso. Algo que no solo sorprende por lo insólito de que esta importante posición recaiga en alguien con tamaños cuestionamientos éticos, sino además porque, paradójicamente, el señor Chehade no cree en la Constitución vigente. Así lo demostró cuando, al asumir su cargo en el 2011, enfáticamente juró por la Carta de 1979 (como quien desprecia la de 1993).
Hoy, por supuesto, ya a la cabeza de la mencionada comisión, el ex vicepresidente declara su respeto por la actual Constitución. Su provocador juramento, dice, no fue nada más que un “acto simbólico”. Pero la precisa oportunidad que elige para declarar su recientemente descubierta lealtad por la Carta de 1993 lo deja como alguien cuyas convicciones se rigen por la máxima de Groucho Marx: “Estos son mis principios y, si no les gustan, tengo otros”.
Todo esto, finalmente, puede ayudarnos a responder la pregunta de la señora Nadine Heredia. ¿Por qué es tan difícil caminar derecho? Pues porque su misma bancada (y el resto del Congreso) no tiene problemas en premiar generosamente, incluso con una de las posiciones más encumbradas del Legislativo, a quien prefiere optar por un andar sinuoso.