El senador republicano Ted Cruz logró hoy captar la atención mediática después de pronunciar un maratónico discurso de 21 horas en un intento vano, según observadores de hacer fracasar la reforma sanitaria del presidente demócrata Barack Obama, conocida popularmente como Obamacare.

Hablaré hasta que no pueda más, había anunciado el senador texano, uno de los miembros del ultraconservador movimiento Tea Party en el Partido Republicano, antes de empezar a hablar, en la tarde del martes.

Calzado con zapatillas deportivas en vez de sus tradicionales botas, según destacaron los medios, Cruz logró hablar de forma casi ininterrumpida durante 21 horas hasta la media mañana del miércoles, lo que de hace de su discurso uno de los más largos de la historia moderna en la Cámara Alta norteamericana, destacó el diario Politico.

El objetivo de esta llamativa aunque no inédita estrategia: retrasar que el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, iniciara el proceso para votar en la cámara alta la propuesta de ley ya aprobada la semana pasada en la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, que prevé proporcionar fondos suficientes al Estado a punto de quedarse sin liquidez para que pueda afrontar sus gastos al menos hasta el 15 de diciembre.

El problema radica en que la condición para ello incluida en la iniciativa es que se retiren los fondos federales a la ley sanitaria de Obama, algo que rechazan tajantemente los demócratas. Por ello, Reid ya ha anunciado que a su paso por el Senado se eliminará esa cláusula de la propuesta, que es lo que Cruz quería evitar.

SOLO UN GESTO POLÍTICO Sin embargo, el esfuerzo de Cruz no pasó de un mero gesto político, puesto que Reid ya había agendado para este mismo miércoles la primera votación, en la que por unanimidad se decidió poner fin a los tiempos de debate de la iniciativa y pasar a su discusión, reforma y eventual aprobación.

Además, el senador ultraconservador no contaba con el respaldo para este intento de bloqueo de la cúpula de su partido, que teme que la medida pueda tener consecuencias negativas para la formación opositora.

Y es que el trasfondo es más que grave: de no lograr el Congreso aprobar un presupuesto aunque sea temporal, Estados Unidos se aboca a cerrar el gobierno porque se quedará sin dinero para pagar a sus funcionarios y servicios el 1 de octubre, algo de lo que la opinión pública podría acabar responsabilizando a los republicanos en vez de a Obama, como pretendía la oposición.

De hecho, existe un precedente no demasiado lejano de ello: cuando en los años 90, durante el gobierno del también demócrata Bill Clinton el Congreso también forzó el cierre del gobierno, y en esa ocasión la opinión pública respaldó al mandatario.

“HEMOS PERDIDO EL TIEMPO” No está claro si, pese a que el Senado se apresuró hoy a iniciar el proceso de aprobación de la normativa, se logrará sin embargo aprobar un presupuesto temporal a tiempo, puesto que tras su transformación en la Cámara Alta deberá volver a la Baja a ser votada una vez más con los cambios.

Tras el voto de este miércoles, el senador Reid afirmó que es hora de que los legisladores dejen de perder el tiempo.

Cerrar el gobierno dañará nuestro producto interior bruto en decenas de miles de millones de dólares tal que así, dijo chasqueando los dedos. Hemos perdido suficientemente el tiempo de los estadounidenses en los últimos meses. Empecemos a avanzar de una vez, urgió.