Pedro Castillo, uno de los hermanos de la empresaria María Rosa Castillo Gonzales, estrangulada e incinerada por su hijo Marco Arenas Castillo en La Molina, aseguró que este tuvo un cambio brusco de personalidad desde que inició su enamoramiento con Fernanda Lora Paz (18), hoy sindicada como cómplice del crimen.
La buena relación de años atrás entre Arenas y sus tíos empezó a deteriorarse al punto que se cortó la comunicación, y empeoró más cuando el joven dejó los estudios de Psicología que cursaba en la Universidad San Ignacio de Loyola, según detalló el deudo. “Esa era la amargura de mi hermana, quien quería lo mejor para su hijo. Pero este se enamoró y se daban las discrepancias. Todo empeoró cuando quedó comprobado que él había tomado dinero (US$15 mil)”, señaló.
“Al principio mi hermana no nos contaba pero todo salió a la luz cuando el muchacho salió del Perú con la chica. Ahí los hermanos también nos enteramos del robo. Mi cuñado, acongojado por la ida del hijo, tuvo que enviarle los pasajes para que regrese, pero igual seguía poco comunicativo”, detalló.
Ayer se supo que, tras horas de interrogatorios, Marco Arenas confesó haber asesinado cruelmente a su madre. Él y su enamorada fueron presentados anoche en la sede de la Dirincri.