EL COMERCIO

Tras conocerse la investigación de la ONG Mundo Azul sobre la cruel muerte de delfines una especie protegida a manos de pescadores en el mar peruano, el viceministro de Pesquería, Paul Phumpiu, adelantó que se ha encargado un estudio al Instituto del Mar del Perú (Imarpe). Este evaluará la situación de los recursos, caracterizará la mala práctica, analizará el nivel de extensión que pudiera haber alcanzado la captura ilegal y el potencial daño que esta podría estar ocasionando al ecosistema.

El estudio podría tomar varios meses, por lo que la reglamentación para evitar la caza ilegal de delfines en la costa peruana se demoraría hasta un año, según cálculo del Produce. Ante esta perspectiva, especialistas consultados por El Comercio recomiendan cinco acciones para atenuar el daño ecológico.

1. Mejorar la fiscalización de la pesca de las embarcaciones en alta mar. Los especialistas consultados sugieren mejorar el monitoreo dentro de las embarcaciones, pero no se cuenta con los recursos necesarios. En la pesca artesanal es muy grande la informalidad: hay embarcaciones que no cuentan con permisos de pesca y también pescadores que no tienen permisos ni licencias de operación.

2. Controlar el uso de arpones en las embarcaciones artesanales. Los puertos deberían controlar que las embarcaciones no lleven arpones cuando estén en operación. Se recomienda que, antes de zarpar, Capitanía de Puertos verifique que no se use delfines como carnada. Si se les encuentra cometiendo esta falta, ya existe una ley que sanciona a los artesanales con penas de 3 a 5 años de cárcel.

3. Fiscalizar la venta de carne de delfín en los mercados. La venta ilegal de carne de delfín para consumo humano debe ser fiscalizada porque está prohibida por ley. La fiscalía y la policía tienen las herramientas para decomisar esta mercadería ilegal, aunque lo importante es contar con los elementos disuasivos para cortar la cadena comercial que lleva a los pescadores a cazar delfines.

4. Controlar la pesca de tiburones que no tengan las tallas mínimas. Si bien la pesca de tiburón no está prohibida, sí hay reglamentaciones para evitar que se pesque ejemplares juveniles. Se necesita que los fiscalizadores regionales tomen en cuenta que, cuando se pesca un tiburón joven o una madre preñada, se pone en riesgo la sostenibilidad de la especie, pues se corta una generación.

5. Buscar alternativas de trabajo para los pescadores artesanales. El censo del 2012 de pesca artesanal señala que hay más de 5 mil pescadores de tiburón. Si se establece una veda para la especie, el impacto social sería alto, por lo que cabe proponer alternativas de trabajo para estos pescadores. El informe de Mar Azul dice que unas 500 embarcaciones se dedican a esta pesca, pero podrían ser más.