Desde la clandestinidad en algún lugar del país, la peruana Rosita de los Milagros Pino Ponce (39), quien figura en la lista de los más buscados por el FBI, emplazó al gobierno de los Estados Unidos a no basarse en testimonios y probar debidamente que incurrió en fraude bancario.

La connacional conocida en el mundo inmobiliario estadounidense como Rosita Vílchez, pues adoptó el apellido de su esposo, es culpada de haber instruido a sus empleados de la corredora Vílchez y Asociados para que recomienden a sus clientes valerse de documentos falsos a fin de conseguir créditos hipotecarios en distintas entidades bancarias.

“Son 1500 casos vendidos en mi empresa, dicen que se hallaron 23 irregularidades. Cómo voy a decir entre los 35 trabajadores: tú vas a hacer esto, tú el otro y tú, aquello. En qué cabeza cabe que haya podido hacer algo malo en una reunión”, expresó la mujer en diálogo con el programa de TV Domingo al Día.

“Que me presenten una prueba en mi contra, no un testimonio, eso no sirve. Que me digan a quién estafé y cómo. ¿Dónde está mi firma y letra?”, acotó. Según ella misma lo precisó, la pena que le correspondería por el citado delito es cadena perpetua. El FBI ofrece 6 mil dólares por información de su paradero. No obstante, Vílchez asegura que está a buen recaudo hace 11 meses por recomendación de sus abogados.

La acusada detalló que su empresa solo se encargaba de conseguir casas a sus clientes y que estos puedan elegir sus futuras propiedades. “Dicen que entre el 2005 y 2007 por fraude gané 7 millones 200 mil dólares, pero la empresa ganó el 3% de comisión por esos casi 8 millones de dólares, lo cual sería 240 mil dólares. Fue la empresa la que recibió, no yo”, se defendió. En esa línea, puntualizó que lo único en su contra es el testimonio de dos ex empleados, una de los cuales fue amenazada con ser deportada si no la acusaba.

Su hermano está preso hace once meses y una medida cautelar ha impedido que sea enviado a los Estados Unidos. La empresaria no quiere entregarse hasta que se revoque la orden de captura en su contra y está a la espera que el Poder Judicial declare fundada su demanda de habeas corpus.

“Éramos dos socios pero me parece raro que solo yo esté inculpada. Mi socio Ismael Escudero vive muy bien allá y no está investigado por nada”.