VANESSA ROMO ESPINOZA / RAÚL MAYO FILIO
Una burla en el trabajo, una frase hecha para impedirte entrar a una discoteca, un insulto a un jugador de fútbol que llega desde la tribuna. Son casos que no parecen delito, que se escuchan a diario y que se han convertido en parte de nuestra cotidianidad. El racismo ha llegado a lugares donde uno no esperaría encontrarlo, en el colegio, en tu misma casa. Pero existe y duele.
“La lucha contra el racismo es agotante”, dice Azucena Algedones. El 20 de marzo del año pasado, una funcionaria con un cargo superior al suyo en la empresa donde aún trabaja, Sedam Huancayo, le dijo “negra cocodrilo”, queriendo humillarla. Lejos de disculparse, luego agregó: *“En realidad es un insulto para el cocodrilo”. *Son dos frases que Azucena no quiso dejar pasar.
Durante más de un año, Azucena trató de resolver el caso con la Defensoría del Pueblo, pero el maltrato no se detenía. Aunque en un inicio el área de Recursos Humanos de Sedam se mostró en contra del acto racista, luego adoptó la posición de minimizar el tema.
Hace unos meses, Alerta contra el Racismo se presentó como un canal de soporte para la frustración de Azucena. Este programa desarrollado por el Ministerio de Cultura se implementó en febrero y en ocho meses se ha encargado de informar sobre las formas de racismo en el Perú, ha registrado 29 casos de este tipo y ha acompañado algunos de ellos para asegurarles la mejor solución, incluso si estos llegan al fuero judicial, como busca ser el caso de Azucena.
UN PASO A LA VEZ Alerta contra el Racismo es un servicio que responde a una necesidad de voz estatal sobre este problema. Gabriela Perona, coordinadora de este programa, cuenta que esos 29 casos registrados –22 en Lima y 7 en el país– parecen poco, pero antes de que existiera esta plataforma había poco más de 20 casos de discriminación racial denunciados a la Defensoría del Pueblo en los últimos cinco años.
“Identificamos que las personas no reconocen cuando se trata de un caso de racismo que debe ser denunciado y tampoco saben bien a dónde recurrir para informar sobre él”, cuenta Perona. Alerta contra el Racismo se convierte así en el vínculo del Estado con el ciudadano.
El mecanismo es simple: se ingresa a la página web alertacontraelracismo.pe , se escoge el tipo de denuncia que se ha presenciado o del que uno ha sido víctima y un equipo legal se encarga de validar que se está hablando de discriminación racial. Luego se orienta sobre los pasos legales o administrativos por seguir.
“El papel del Ministerio de Cultura no es acabar con este problema enquistado en la sociedad, pero sí es empezar a formar un camino, sobre todo con los jóvenes”, cuenta Perona.
Pero el trabajo de Alerta contra el Racismo no queda en la denuncia. “La data que se genera con los casos nos sirve para saber en qué lugares se necesita trabajar más. Por ejemplo, si tenemos que en cierto distrito o cierta región se registran más casos de discriminación en restaurantes, empezamos a trabajar con ellos cómo deben mejorar sus ordenanzas no solo para dar sanciones, sino también para capacitar a los infractores”, señala Perona.
Esta capacitación ha llegado a funcionarios gubernamentales, porque Perona resalta que es en este nivel donde se da la discriminación más grave, la que excluye a los ciudadanos por su etnicidad y que también es racismo. Lo bueno es que ya dieron el primer paso.
MÁS DATOS REUNIÓN ESTATAL El próximo 9 de octubre se reunirán entidades del Estado y de la sociedad civil para formar el comité que empezará acciones estratégicas en el fortalecimiento de la normativa contra el racismo.
CAMPAÑAS EN LOS COLEGIOS El equipo de Alerta contra el Racismo también asiste a ferias y a escuelas para informar sobre esta realidad que debe ser denunciada.
RECONOCIMIENTO “No reconocer la diversidad cultural del país es un camino directo al racismo”, dice Gabriela Perona, coordinadora de Alerta contra el Racismo. Según ella, el Estado ha empezado a valorar y cambiar su actitud hacia las prácticas racistas, las que no tolerará.