ERNESTO SUÁREZ
La desconfianza hacia el grupo de arqueólogos (en su mayoría extranjeros)que desde el 2012 estudian el sitio inca Moqi, situado entre las localidades tacneñas Cambaya y Borogueña, se ha disipado en los habitantes de ambos centros poblados. Ahora se alternan para acogerlos aproximadamente un mes, que es lo que dura cada temporada del proyecto.
Los hallazgos preliminares de las dos primeras temporadas del proyecto, que se realiza por un convenio entre el Institute for Field Research y la Universidad Privada de Tacna, confirman que Moqi Alto y Moqi Bajo son parte de un complejo inca, quizá el más importante ubicado entre los valles del sur del Perú y el norte de Chile.
“La gente no creía que iban a devolver la momia”, comenta Silvio, poblador de Borogueña, quien ahora sabe que todo lo encontrado en Moqi, y que atrajo la atención de los habitantes de otras comunidades en la provincia Jorge Basadre– se encuentra bajo custodia de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Tacna.
Dependerá de las condiciones que puedan crear los pobladores y sus autoridades para este y los demás hallazgos permanezcan, tiempo después, en un museo de sitio en Moqi.
Silvio ve en toda esta actividad arqueológica u*na posibilidad de impulsar el turismo* en estos valles que son predominantemente agrícolas. El principal cultivo de la zona es el orégano, que cosechan dos veces al año.
TRABAJO CONJUNTO La doctora Colleen Zori, quien comparte con el arqueólogo Jesús Gordillo la codirección del proyecto de investigación, resalta las características de las vasijas recientemente halladas. “Es la mejor colección de vasijas encontradas en la región”, refiere. La mayoría de ellas quizá proviene de otros lugares, lo que comprobaría que hubo intercambio con otras regiones y culturas.
La intención de los arqueólogos es que el lugar sea más conocido, aunque son conscientes del* riesgo de saqueos*, dada la poca seguridad existente en el lugar durante los meses del año que no se encuentran en la zona.
“Son objetos que no tienen mucho valor en el mercado, pero sí tienen un inmenso valor científico. Hemos encontrado muy poco cobre, y definitivamente no hay nada de oro o plata”, indica Zori, pero también alerta que ya han visto evidencias de saqueos recientes.
Este año encontraron 20 cuerpos en las excavaciones. Pero lo que más valora Zori es el hallazgo de una tumba en la que están sepultados ocho individuos y donde extrajeron más de 40 vasijas.
“En el lugar se encontraron restos de un hombre al que se practicó momificación tabular; su cara es distinta y es la persona más alta de toda la muestra”, detalla la especialista. El cráneo de esta persona tiene lo que los arqueólogos llaman el hueso inca, un hueso extra en el cráneo, característico de esta población.
“Para nosotros esto significaría que se trata de un representante directo del imperio, que se encontraba viviendo en el lugar. V*amos a llevar algunos restos a Estados Unidos para hacer un análisis de isótopos y determinar dónde vivió e cuando era niño*, y dónde estuvo en los últimos 10 o 15 años de su vida.”, indica Zori.
UNA CORTA OCUPACIÓN Los arqueólogos concluyen que el lugar estuvo ocupado por menos de 100 años. Llegan a esa conclusión por la capa de ceniza del volcán Huaynaputina que data 1.600, cuando este erupcionó. El Huaynaputina se ubica en Moquegua.
“Los restos nos llevan a pensar que el lugar fue abandonado inmediatamente después de la caída del imperio incaico. También sabemos que los incas llegaron a esta región a finales del siglo XIV o principios del siglo XV”, indica Zori.