El color de los ojos se forma por dos pigmentos principales: melanina y lipocromina. Según la herencia genética se determina la cantidad de pigmento que está presente en la estructura del iris, lo cual define el color. Pero, ¿qué pasa si cada uno de los ojos tiene un color distinto? Esto se puede presentar en nuestras mascotas y conviene estar atentos a las causas.
Cuando un ojo tiene color distinto al otro o es parcial - una parte del iris tiene otra tonalidad- la alteración recibe el nombre de heterocromía. En animales, los mayores casos se evidencian en perros, gatos y caballos. En canes, las razas más propensas son siberian husky, dálmata, pastor australiano, setter inglés, boston terrier, pastor inglés, bóxer, gran danés y bulldog inglés.
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Se dice que la heterocromía es hereditaria cuando la causa es por un gen autosómico dominante; y es congénita cuando se desarrolla durante el proceso embrionario. Pero también puede presentarse por secuelas de traumas, infecciones u otros traumas que haya sufrido el iris. Incluso algunos medicamentos utilizados en mascotas para controlar el glaucoma pueden provocar heterocromía parcial.
Si la situación ha sido adquirida con los años, es necesario que la mascota sea chequeada en sus controles médicos. Contrario a algunos mitos, estas mascotas pueden ver con normalidad y no necesitan de cuidados especiales cuando la causa es congénita o hereditaria.
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Se suele confundir el albinismo con la heterocromía. En el primer caso no existe pigmento y en la heterocromía sí lo hay, pero distribuido de una manera inusual.