Si a estas alturas no se han dado cuenta de los daños colaterales de la pandemia en la salud mental de la población mundial, los pongo en autos: según datos del Ministerio de Salud, en Perú se atendieron más de 300.000 casos por depresión el año pasado y más de 1′300.000 casos por problemas vinculados con la salud mental.
De hecho, a nivel mundial, los casos de ansiedad y depresión han aumentado en 25%: se calcula alrededor de 53 millones de trastornos depresivos y 76 millones de diagnósticos de ansiedad.
MIRA: Me quiero, no me quiero; por Lorena Salmón
Toda esta precisión se tiene gracias a un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, y publicado por la revista The Lancet.
Lógico: todo lo que ha implicado esta crisis sanitaria pone a prueba a cualquier sistema nervioso. Por un lado, el confinamiento, el aislamiento social, la falta de contacto con nuestros seres queridos. Por otro, el terrible miedo a enfermar, pasarla mal y morir, aislado, sin poder despedirnos de quienes nos quieren y de quienes queremos. Duelos, pérdidas de seres queridos, de trabajos, de hogares; la incertidumbre absoluta sobre un futuro cercano, la inestabilidad y la imposibilidad de poder conversar con alguien que piense distinto, sin altercados o subidas de tono.
Como si fuera poco, con la vida prácticamente paralizada y el sistema de salud colapsado, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y un estudio en 130 países, más del 60% de sistemas sanitarios tuvo que interrumpir los servicios de psicoterapia para personas vulnerables.
Como resultado: el mundo está más triste, solo y deprimido.
Como respuesta inmediata a esta situación y al incremento de los casos de suicidios, las autoridades de Kobe, en Japón, ofrecen servicios de acompañamiento de robots a personas en aislamiento extremo, que se estima serían más de 6 mil ciudadanos.
Para ello, hacen uso de los androides bautizados como Orihime, que se caracterizan por sus ojos verdes y su pequeño tamaño: solo 23 cm. Estos fueron creados para facilitar las conexiones entre humanos. ¿Cómo? El androide funciona como tu avatar: puedes controlarlo a distancia y él tomar tu lugar para interactuar con los demás. El robot tiene micrófono, cámara y su cabeza y brazos se mueven a control remoto.
Una versión que pareciera haber nacido inspirada en El hombre par, aquel manga japonés que se puso de moda en los años 70 y que contaba la historia de un niño, Mitsuo, que tenía un robot ‘clon’: al activarse tomaba la forma del niño.
COMPARTE: Por la boca muere el pez, por Lorena Salmón
Así, los recluidos pueden interactuar entre ellos mismos a través de sus avatares, hasta que estén listos para reincorporarse socialmente de nuevo o hasta que pierdan la ansiedad o el temor a la interacción.
Si ustedes actualmente se encuentran con problemas para lidiar con su soledad, lo principal es buscar una estructura para nuestro día. Poder retomar o empezar alguna actividad que nos genere felicidad es un consejo maravilloso, no solo porque nos entretiene, sino porque merecemos hacer cosas para nosotros, que nos hagan reír, que nos generen los químicos que nos dan placer y bienestar.
Por eso, es igual de indispensable el mantenerse activo y hacer ejercicio físico. Este permite liberarnos de la cantidad de estrés que cargamos.
Otro consejo indispensable es mantenernos en contacto con nuestro círculo cercano, haciendo uso de la tecnología y de cualquier oportunidad que nos permita sentir su compañía.
A mí me ha funcionado de maravilla adoptar una mascota. Quizá, por qué no. Si lo llegan a hacer, no se sentirán solos jamás. //