El muchacho que vende emoliente en la esquina de Lampa y Emancipación y que sueña con una franquicia. El gerente que despacha a las ocho de la mañana vía skype y cierra un negocio de millones. Brandon Altamirano, que prepara los anticuchos más deliciosos de Lima en Surquillo, con el mismo cariño de antes, cuando no había ganado el programa de Gastón Acurio Anticucho de Corazón.
La señorita que orienta en la estación Jirón de la Unión del Metropolitano de Lima. Elena Cotos, docente del programa Aulas en Hospitales de Fundación Telefónica, un maravilloso espacio que le lleva cultura a niños y adolescentes que no la pasan tan bien. Los alférez de la policía que sueñan con ser coroneles. Los estudiantes de Derecho que tratan de explicar, previo debate, por qué tenemos los jueces que tenemos. Los políticos que tenemos.
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Todos los jóvenes, supervisores, médicos, enfermeras y personal de salud del Minsa y de Essalud que se pasaron el fin de semana entero tratando de convertir un pinchazo en el hombro en la única gran posibilidad de salvarte la vida ante el COVID-19. Y que, pese al cansancio, tenían el rostro amable de quién recién se levanta.
Ángela Leyva, la mejor voleibolista del país, y sus sueños de ser campeona sudamericana de nuevo. Los motociclistas que llevan pizzas, pastas y comida rápida a tu casa, y deben transitar por las mismas pistas donde manejan choferes con millones de soles impagos en papeletas. Sofía Mulánovich, leyenda mundial y olímpica, inspiración, reina. Mariana Román, artista peruana en la célebre colección Hochschild. Los futbolistas jóvenes de la selección peruana que tanto orgullo nos provocan, y de la Sub 17 y la Sub 15. Los Ccori, genios del ajedrez.
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Los muchachos que todavía crean y creen, y salen a las marchas para que sus hijos -tus hijos- vivan en un país más noble, más justo, más igualitario, más bueno. Los que son jóvenes por DNI y jóvenes por actitud. Y los que van a serlo muy pronto.
Todos ellos, y más, son los peruanos del Bicentenario de la Independencia. Y todos ellos, es decir, nosotros, podríamos dejarle un mensaje al país en este especial con el único objetivo de decirle qué queremos que sea, cómo lo imaginamos, y que no sirva de recordatorio breve, cuando lo olvidamos.
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