1. MAYORES CREYENTES
Los adultos mayores de 65 años son los más proclives a compartir noticias falsas. Así lo alerta desde 2019 la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en un estudio que fue desarrollado luego de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos. Un artículo del año pasado realizado por profesores de psicología de la Universidad de Harvard señala que los adultos de más de 50 años son responsables del 80% de difusión de fake news en Twitter. ¿Por qué este sector es el más afectado? Para los especialistas, se debe a la falta de conocimiento sobre el mundo digital. La OMS denomina ‘infodemia’ a la circulación de información errónea sobre la enfermedad.
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2. OJO CON EL EMISOR
Es importante que aprenda a identificar si los mensajes que recibe por WhatsApp fueron creados por sus familiares, amigos o alguien fuera de su círculo. La red de mensajería estableció un límite de reenvío: un máximo de cinco chats a la vez. Si excede esta cantidad, el mensaje recibe la etiqueta de ‘Reenviado muchas veces’ (ícono de una flecha doble). Otra herramienta que se ha implementado es el ícono de la lupa, que aparece al lado de un mensaje reenviado que incluya un enlace. Al darle clic, puede acceder a una búsqueda en Google sobre su contenido y así comprobar con diversas fuentes si la información recibida es veraz o no. Se ha creado un bot de la OMS en WhatsApp, disponible en español, que contiene información verificada sobre la pandemia. Debe registrar el número +41 22 501 76 90 entre sus contactos. Para iniciar una conversación, debe enviar ‘Hola’. Quien escribe esta nota preguntó por ‘rumores’: “Las redes móviles 5G NO propagan la COVID-19”, “Beber metanol, etanol o lejía NO previene ni cura la COVID-19 y puede ser extremadamente peligroso” fueron algunas de las respuestas.
3. ¿POCA EXPOSICIÓN?
A inicios de la pandemia, Facebook anunció su estrategia contra la desinformación sobre el COVID-19. La red social envía al final del ranking de News Feed aquellas noticias que identifica como falsas. Si llegara a toparse con alguna, la plataforma mostrará una advertencia. En caso de haber compartido, comentado o simplemente dado un ‘Me gusta’ a uno de estos posts, se le enviará un mensaje con información precisa. Tiene, además, un Centro de Información sobre el Coronavirus con enlaces que aparecen en la parte superior de la app. Pese a ello, sigue siendo el epicentro de noticias falsas.
4. LAS OTRAS REDES
Con una estrategia similar a la de Facebook, una publicación calificada como ‘falsa’ no aparecerá en la sección de ‘Explorar’ ni en los hashtags de Instagram. De aparecer en su inicio, la red social advertirá que el post ha sido revisado por un verificador de hechos independientes y podrá leer por qué la imagen o video es falso. Si decide compartirlo, se le notificará mediante una ventana emergente.
5. DE USTED DEPENDE
Twitter ya advierte sobre los tuits de información falsa o no verificada sobre el COVID-19, y otorgará una etiqueta dependiendo del daño potencial de la publicación. Si tiene algo no confirmado o cuestionable, será etiquetado y puesto como advertencia de que lo escrito por el usuario “entra en conflicto con la orientación de los expertos en salud pública”. La acción más extrema: si la información es detectada como falsa, el tuit será etiquetado y removido.
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6. REGISTRO AUTÉNTICO
YouTube, de propiedad de Google, eliminará contenidos que contradigan el consenso de los expertos sobre las vacunas contra el COVID-19. Por ejemplo, afirmaciones como que una vacuna podría matar o causar infertilidad, o que se implantarán microchips a quienes la reciban. La plataforma asegura haber eliminado más de 200 mil videos con información “peligrosa o engañosa” sobre el virus.
¿SANCIONAR LAS FAKE NEWS?
LA OPINIÓN
MIGUEL MORACHIMO
Abogado y director ejecutivo de la asociación civil Hiperderecho
En Perú no existe ninguna norma que castigue con multa o cárcel la difusión de noticias falsas. Lo que sí tenemos es una serie de normas en el Código Penal que castigan cuando una persona dice algo y esto tiene consecuencias en particular. Tenemos el delito de pánico financiero (artículo 249), que consiste en causar alarma en la población a tal punto que esto afecte el funcionamiento del sistema financiero. Otro parecido es el de grave perturbación de la tranquilidad pública (artículo 315-A), que el Ministerio de Justicia estuvo tratando de equiparar al delito de difusión de noticias falsas. Se considera perturbación grave a cualquier acto de difusión o conocimiento a través de medios de comunicación (u otro medio) donde se difunde la noticia de una situación falsa o inexistente relacionada con un potencial daño a la vida, integridad de las personas, bienes públicos o privados. Compartir noticias falsas es un comportamiento social que no ha recibido un tratamiento legislativo específico. En algunos países como Brasil, por ejemplo, se ha intentado dar leyes especiales sobre la difusión de noticias falsas, pero esto es muy peligroso. La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos se ha mostrado en contra de estas medidas porque a menudo son tan vagas y genéricas que lo que hacen es darle al Estado el superpoder de perseguir libremente a cualquiera que diga cosas que puedan resultar incómodas para ellos. Existen otras cosas que pueden hacerse para evitar o reprimir este tipo de situaciones. //