Un reportaje de la National Geographic lo describe como “el país que no existe”. Y es que a pesar de tener Gobierno, moneda y pasaporte propios, no ha sido reconocido por ningún Estado miembro de la ONU. En 1990, tras la caída del Muro de Berlín, Transnistria declaró su independencia unilateral de Moldavia, hecho que desencadenó dos años después una guerra en la que se enfrentaron transnitrios y moldavos. El ejército ruso fue mediador entre ambas partes y acordaron un alto al fuego, pero nunca se elaboró algún tratado de paz formal.
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Han pasado tres décadas de aquel conflicto y en la ciudad de Tiráspol, capital de Transnistria, aún se percibe lo que fue la antigua Unión Soviética: hay tanques y estatuas de Lenin en las plazas, sus símbolos patrios exhiben la hoz y el martillo, y el ejército vigila las calles y avenidas. Pero lejos de ser una región de tinte comunista, existe una libre economía de mercado donde el conglomerado empresarial Sheriff tiene una gran influencia al ser dueño de bancos, supermercados y del equipo de fútbol más campeón del país, con el peruano Gustavo Dulanto entre sus filas.
LOS CAMINOS DE LA VIDA
Gustavo Dulanto Sanguinetti (Lima, 1995) ha paseado su fútbol por la ciudades de Cusco, Cajamarca, Rosario, Oporto, pero nunca imaginó que, en su búsqueda por afianzarse en un equipo de fuera, llegaría a un lejano territorio de apenas medio millón de habitantes y 4.000 km cuadrados, entre la frontera de Moldavia y Ucrania, para hacer historia. El defensor fichó en el 2020 por el FC Sheriff de Tiráspol y en su primer año se consagró campeón de la liga moldava. Ello le permitió al club acceder a la fase preliminar de la Champions League y, contra todo pronóstico, clasificar a la fase de grupos. Con Dulanto con la cinta de capitán visitaron al Real Madrid, 13 veces campeón del torneo de clubes europeo, y le ganaron 2 a 1. Toda una hazaña futbolística.
“Estoy muy contento de estar aquí por todo lo que vengo logrando con el equipo”, cuenta Gustavo vía telefónica un día después del último Perú – Bolivia, un partido que no pudo ver por la diferencia horaria. “En Tiráspol la vida es bastante tranquila. Es muy distinta a lo que estaba acostumbrado, pero me gusta mucho estar acá. No te voy a mentir”, añade.
Antes de esta entrevista, el jugador peruano había aprovechado los días libres que le dieron en su equipo, a propósito de la fecha FIFA, para hacer un viaje familiar con Daniela, su esposa, y la pequeña Rafaella, hija de ambos, a la ciudad de Estambul, en Turquía. “Fuimos a comer, pasear y comprar algunas cositas. Sobre todo quería que mi hijita disfrute de este tiempo y pueda ir al cine. A ella le gusta ir al cine, pero aquí es imposible que vaya porque todas las películas están dobladas al ruso o rumano”, comenta.
Gustavo dice que no le fue complicado adaptarse a su nuevo entorno, a pesar de que en invierno, como el que empieza a asomar en estos días, la temperatura puede bajar hasta los -1,5 °C. “En casa el único que sale soy yo, por trabajo. Si mi esposa o mi hija ponen un pie en la calle, se congelan”. El idioma tampoco ha sido una barrera debido a que se comunica en inglés con el cuerpo técnico y sus demás compañeros. “Pensé en meterme a estudiar ruso, pero un amigo que estaba aprendiendo se volvía loco con el idioma, así que no me animé”, confiesa.
Como a todo peruano de buen comer - “mi único problema extrafutbolístico es la comida” -, lo que sí le ha costado es acostumbrarse a la culinaria local. “Un día quise hacer un ceviche de langostinos y me salió cualquier cosa. Lamentablemente, los insumos no son los mismos”, cuenta entre risas. “Tengo una dieta establecida, pero hay días en que me provoca un seco o arroz con pollo”.
TIERRA DE SUEÑOS
En Tiráspol la gente anda por estos días sin mascarilla en espacios al aire libre. Gustavo cuenta que en las últimas semanas hubo un aumento de contagios de COVID-19, pero una baja tasa de mortalidad por el avance de la vacunación. “La última en vacunarse fue mi esposa. Justo hace un mes se puso la vacuna de Jhansen”. Por eso se siente tranquilo de recibir en unas semanas la visita de su mamá, su hermana y su papá, el exfutbolista Alfonso ‘Pocho’ Dulanto, luego de realizar una serie de trámites que les permitan el ingreso a Transnistria. “El club envió una carta de invitación al gobierno para que les puedan dar facilidades”, comenta.
El capitán del Sheriff FC dice que todo lo que hace es por su familia. “Ellos son mi principal motivación”, sostiene. Pero si hay algo en lo que está trabajando es volver a la selección peruana. “Sé que en mi posición hay grandes jugadores, pero eso hace que yo me esfuerce el doble para estar ahí”.
Por lo pronto, el defensor peruano está concentrado para lo que será el partido de vuelta contra el Real Madrid por Champions League el próximo miércoles 24. “Yo tomo los partidos con la misma responsabilidad, pero este tiene un componente especial. Solo pienso en ganar para seguir soñando”, finaliza. //
GUSTAVO EN CARRERA
El defensor ha jugado en cinco clubes
- 2015 Universitario de Deportes (Lima)
- 2017 UTC (Cajamarca)
- 2018 Real Garcilaso (Cusco)
- 2019 Boavista (Oporto)
- 2020 Sheriff FC (Tiráspol)
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