EL COMERCIO

Científicos de Hospital General de Massachusetts (MGH por sus siglas en inglés) han logrado que un riñón generado en laboratorio cumpla con las funciones que realiza un riñón natural, luego de ser implantado en un animal vivo; en este caso, una rata.

Este logro fue publicado en la versión en línea de la revista Nature Medicine y abre una puerta de esperanza a los pacientes con insuficiencia renal que necesitan un trasplante de este órgano.

La publicación informa que solo en Estados Unidos se realizan 18.000 trasplantes de riñón cada año, pero la cifra se queda corta al compararla con los 100.000 estadounidenses con avanzada insuficiencia renal que necesitan de un riñón para seguir viviendo.

A PARTIR DEL CASCARÓN En los últimos cinco años, la ciencia ha avanzado ampliamente en la recuperación, regeneración y creación de órganos y tejidos en laboratorio.

Corazones, piel, orejas, pulmones, entre otros, han sido creados anteriormente, pero según el autor principal del estudio, Herald Ott, MD, PhD, del MGH, este riñón destaca tanto por la manera en que fue creado como por las funciones que ha demostrado cumplir.

“Lo que resulta único en este enfoque es que la arquitectura del órgano original se conserva, de modo que el injerto resultante puede ser trasplantado al igual que un riñón de un donante y se conecta a los sistemas vasculares y urinarios del receptor”.

Por ello, los médicos hablan más de reparación de órganos, lo que significa que no los crean de cero en el laboratorio, sino que recuperan una o más partes.

Los especialistas tomaron el riñón de una rata y eliminaron todas las células vivas utilizando detergentes especiales, de modo que solo quedó el armazón de colágeno que recubre el órgano.

A continuación lo “repoblaron” sirviéndose de células endoteliales humanas –para lograr un recubrimiento de vasos sanguíneos– y células renales de ratas recién nacidas. Luego de un cultivo en un biorreactor por 12 días, obtuvieron un riñón que fue sometido a dos pruebas para determinar su eficiencia. Primero, se utilizó un dispositivo similar a uno de diálisis y el riñón funcionó. A continuación, lo trasplantaron en una rata a la que se le había retirado un riñón y el implante retomó la función del sistema vascular y drenó orina apenas se produjo el filtro de sangre. El animal no experimentó coágulos ni hemorragias.

“Sobre la base de esta prueba inicial esperamos que los riñones producidos por bioingeniería algún día sean capaces de reemplazar totalmente la función renal, como lo hacen los riñones donados. En un mundo ideal, estos injertos se pueden producir ‘a la carta’ a partir de células del propio paciente”, añade Ott.

El desarrollo de estos riñones artificiales en masa podrían acabar con las angustiantes listas de espera para trasplante, por ser elaborado a partir de sus propias células, no generaría rechazos por parte del sistema inmunológico. Para que esto no suceda, la persona trasplantada debe tomar drogas que precisamente disminuyen su respuesta inmune para que puedan aceptar un cuerpo extraño en el organismo.

CUANDO LOS RIÑONES NO RESPONDEN Los riñones son los purificadores de la sangre y la mantienen sana. También eliminan el exceso de líquido mediante la orina. Pero cuando estos órganos no pueden realizar ambas funciones por insuficiencia aguda, las personas deben de ser sometidas a tratamientos mediante máquinas y dispositivos que realicen esta limpieza en su cuerpo.

La diálisis es la terapia estándar que ayuda a los pacientes con insuficiencia renal. Hay varios tipos de diálisis, pero las principales son la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.

Dependiendo de las necesidades del paciente, sus estancias en los hospitales para recibir diálisis pueden variar entre 4 y 8 horas, tres veces por semana.

Sin embargo, existen también los pacientes que deben recibir el tratamiento diariamente y por varias horas para poder vivir, como en el caso de la hemofiltración.

En 1954, el cirujano estadounidense Joseph Murray realizó el primer trasplante de riñón y, de hecho, fue el primer trasplante de un órgano en la historia.

Esto le valió el reconocimiento en 1990 del Premio Nobel de Medicina.

Aunque en el país el número de trasplantes de órganos se triplicó entre el 2005 y el 2011, según la Organización Nacional de Donación y Trasplantes (ONDT), en el Perú 6 mil personas esperan un donante de riñón. En el 2011, Essalud realizó 200 trasplantes, pero su capacidad llega a 500. Para aumentar el número de cirugías se requieren más donantes.