Unos dos millones de personas trabajan vigilando internet en China, unos empleados que forman parte del sofisticado y hermético sistema de censura del país asiático y cuyo número ha sido difundido hoy por la cadena estatal CCTV.
La cadena estatal se hace eco así de un reportaje publicado por el periódico local Beijing News que arroja luz sobre cuestiones que han motivado grandes debates en todo el mundo, según destaca CCTV en su información.
Lejos de referirse a los trabajadores como censores, la CCTV asegura que estos trabajadores son analistas de opinión de internet que, lejos de estar encargados de eliminar publicaciones como en Weibo el Twitter chino, se encargan del análisis de la opinión pública, de recoger opiniones y de realizar informes para las tomas de decisiones.
En palabras de uno de estos empleados, Tang Xiaotao, su trabajo se basa en vigilar y obtener información relativa a palabras clave especificadas por los clientes, monitorear opiniones negativas y recogerlas, además de entregar informes.
Estos vigilantes de las redes son pagados por el propio Gobierno así como por empresas que trabajan en internet, según se especifica en el reportaje.
Esta es la primera información que desvela detalles del equipo de chinos que trabaja para limpiar las redes de rumores, un eufemismo que utiliza el Gobierno central para referirse a la censura que aplica en internet.
Un comentario considerado difamatorio en la red puede acarrear penas de hasta tres años de cárcel desde este año, si consigue 5.000 seguidores o si es reenviado por otros usuarios más de 500 veces.
La medida, que entró en vigor a principios de septiembre, consiguió provocar un parón en la red social más popular del país, Weibo, con una caída de más del 11 por ciento de los comentarios, sobre todo de aquellos usuarios más mediáticos con más seguidores, cuyas reacciones son difundidas ampliamente de manera fácil y que pueden ser potenciales víctimas de penas de cárcel.
Pese a ello, hay quien sigue con la misma actividad en internet, sobre todo ciudadanos de a pie que denuncian injusticias como un desahucio forzoso o posibles casos de corrupción, y que no pueden hacerlo en otros foros.
Su arma, la rapidez de las nuevas tecnologías y el ascendente número de internautas en Internet, dificulta cada vez más el control del Gobierno, aunque cuente con un ejército de dos millones de personas.