Un grupo de investigadores suizo ha desarrollado un método que multiplica por diez el ancho de banda de la fibra óptica al reducir el espacio entre los pulsos de luz que transportan la información, lo que permite que circulen más datos y en menos tiempo.

La principal innovación de esta tecnología es su concepto basado en el tratamiento de la luz y para aplicarla sólo es necesario cambiar la fuente emisora, mientras que otras alternativas ya existentes para aumentar la velocidad de la fibra óptica implican cambiar toda la infraestructura, con el consecuente coste.

La tecnología de la fibra óptica transporta la información a través de impulsos luminosos que hasta ahora viajaban en fila india, lo que suponía dejar espacios sin usar entre unos y otros para evitar interferencias.

Los científicos de la Escuela Politécnica de la Universidad de Lausana (EPFL, en francés) en Suiza han ideado un método a través del cual es posible superponer parcialmente estos pulsos de luz como las piezas de un rompecabezas y aprovechar así los espacios que antes quedaban sin utilizar para transportar más información, lo que permite explotar la capacidad total de la fibra.

Este método permite producir de forma casi perfecta estos pulsos de luz llamados Nyquist, lo que soluciona el problema de la aparición de interferencias.

Estos impulsos unidos en forma de puzzle tienen la capacidad de unirse los unos con los otros, lo que hace que interfieran entre sí, pero no en el sitio preciso donde la información va codificada, explicó en un comunicado el miembro del Grupo para la Fibra Óptica (GFO) de la EPFL, Camille Brès.

La idea de utilizar pulsos de luz en puzzle para mejorar la capacidad de la fibra óptica no es nueva, pero nadie hasta ahora había conseguido llevarla a cabo sin utilizar sofisticadas infraestructuras.

Los científicos de la EPFL crearon un láser y un modulador con el que consiguieron unos pulsos de luz perfectos al 99%, un resultado nunca alcanzado mediante otras tecnologías.

Nuestros resultados son demasiado buenos para ser verdad, señaló el otro miembro del Grupo para la Fibra Óptica (GFO) de la EPFL, Luc Thévenaz, co-creador de esta tecnología junto con Brès.

Esta tecnología sólo tiene el inconveniente de que no será posible intensificar aún más en el futuro el tráfico de información, ya que si los impulsos de luz se emiten con poca separación entre sí no podrían transmitir la información correctamente.

Una cierta distancia entre cada uno de los impulsos tiene que ser respetada para evitar interferencias, explicó Thévenaz.

En los sistemas de comunicación modernos, como el intercambio de información entre dos teléfonos móviles, los datos se transportan de una antena a otra a través de fibra óptica mediante pulsos luminosos encendidos que equivalen al número uno y apagados que corresponden al cero.

De este proceso resulta un código binario compuesto por una lista de unos y ceros que permite al receptor descifrar el mensaje original.

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