Es como tener un champiñón en la cabeza, incómodo y aparatoso. Para algunos, esa es la descripción del casco, el tradicional accesorio de protección que se usa al montar bicicleta.
Anna Haupt y Terese Alstin pertenecen al grupo de quienes preferirían no usar casco. En busca de una alternativa, terminaron desarrollando el Hövding, un dispositivo que promete cumplir una función de protección con el mismo principio del mecanismo que se activa en ciertos modelos de autos (airbag) cuando ocurre una colisión.
Se trata de una especie de collarín ligeramente inflado que se coloca alrededor del cuello, se ajusta con un cierre, y en este momento compite por los Premios Empresariales Europeos, que serán anunciados el próximo año.
En su interior hay sensores que registran los movimientos del cuerpo del ciclista 200 veces por segundo, lo que les permite determinar cuándo se produce un accidente. Ante el impacto, el casco se activa, se infla y cubre la cabeza, le explica a BBC Mundo Anna Haupt, una de las creadoras del casco invisible.
Matemáticos y médicos especialistas en traumas analizaron informes de accidentes con bicicletas y organizaron escenarios simulados de choques para comparar los patrones de movimiento del cuerpo, que difieren si se trata de un recorrido sin incidentes o de una colisión.
Siete años después de investigaciones y pruebas, con una inversión de US$10 millones, la tecnología que utiliza el Hövding estaba patentada.
¿ES SEGURO? Haupt señala que el producto realizado en Suecia cuenta con la certificación Conformité Européenne de la Unión Europea, lo que quiere decir que cumple con los requisitos legales y técnicos en materia de seguridad requeridos en Europa.
¿Qué opinan los expertos en el área de este accesorio tan poco convencional?
Martin Key, director del departamento de publicidad de British Cycling, el organismo que regula el ciclismo profesional en el Reino Unido, le dijo a BBC Mundo que es un dispositivo interesante que diversifica la oferta que hay con respecto al tema.
Si hace que la gente se sienta segura sobre la bicicleta e incrementa su uso, es una buena idea. Pero hay que considerar que, para quienes están acostumbrados a utilizar cascos regulares, puede ser un tanto desconcertante porque es algo que no se ve, a menos que se produzca un accidente.
Carlton Reid, editor de la revista especializada en ciclismo Bike Biz, le dijo a BBC Mundo que el accesorio ha sido muy popular en redes sociales y tiene un diseño ingenioso.
Pero es muy caro (cuesta cerca de US$500) y no es una buena opción para días calurosos. Por otra parte, si hablamos de seguridad, conductores descuidados que van a alta velocidad y ocasionan accidentes son mucho más importantes que cualquier mecanismo de protección que se utilice.
INFRAESTRUCTURA, NO EQUIPOS Key coincide con la opinión de Reid: los cascos no son el accesorio más efectivo para colisiones, porque la mayoría de las heridas graves ocurren en el cuerpo, no en la cabeza.
Lo más adecuado es mejorar las vías y crear un ambiente de mayor seguridad para los ciclistas, eso es lo que verdaderamente hace la diferencia, no el casco o cualquier otro artefacto especial. Dinamarca y Holanda son los países más seguros para montar bicicleta y apenas 2% de las personas usa cascos.
En este contexto, la agrupación inglesa Why Cycle, que ofrece recomendaciones relacionadas con todos los aspectos del ciclismo, señala que todos los productos concebidos para incrementar la seguridad son evaluados por diversas organizaciones y tienen que cumplir con ciertos estándares.
En el caso de los cascos, la gran mayoría está diseñada para aguantar el impacto de un ciclista que va a 20km/h y que choca contra un objeto estacionario de aproximadamente un metro de altura, lo que no refleja las circunstancias de un incidente grave.
Así que se trate del Hövding o de un modelo tradicional de casco, para los expertos, una infraestructura adecuada para ciclistas es más importante que el equipo de seguridad que se utilice.