La NASA detuvo definitivamente los intentos por solucionar los fallos en el telescopio espacial Kepler, y asumió que, por tanto, es imposible que continúe su misión de búsqueda de pruebas de la existencia de planetas similares a la Tierra.
Después de meses de análisis y pruebas, el equipo del telescopio espacial Kepler pone fin a sus intentos de restaurar el pleno funcionamiento del artefacto, y ahora se encuentra considerando qué posibles investigaciones puede llevar a cabo en su condición actual, informó la agencia espacial de EE.UU.
En mayo pasado, la NASA informó de la detección de un fallo en el sistema de dirección del aparato, por el que habían perdido el control de dos de sus cuatro rotores, utilizados para estabilizar el telescopio y ajustar la dirección de sus lentes.
Los esfuerzos de los técnicos no han tenido éxito, agregó la agencia espacial, que recordó que necesitan tres rotores para poder llevar a cabo las labores de investigación de exoplanetas (planetas de fuera del sistema solar).
600 MILLONES AL TACHO El pasado 8 de agosto, los ingenieros volvieron a probar el funcionamiento del telescopio y determinaron que el rotor está estropeado por lo que es imposible volver al punto de exactitud que garantiza su fotometría de alta precisión.
Por ello, lo devolvieron al Modo de Seguridad de Propulsión Controlado, en el que se encuentra seguro pero ya no pueden manejarse sus lentes desde el centro de operaciones.
Lanzado en 2009 en busca de pruebas de la existencia de planetas similares a la Tierra o en los que se den las condiciones de temperatura medias donde pueda existir agua líquida, durante sus primeros años de misión ha detectado 132 planetas más allá de nuestro sistema solar.
Con un presupuesto de 600 millones de dólares y cuya misión estaba previsto que concluyera a finales de 2012, ésta fue prolongada hace dos años hasta el 30 de septiembre de 2016.