Recientemente, habitantes de centros poblados en Lambayeque han denunciado que el agua que beben en la comunidad está contaminada con arsénico, y que las autoridades no han sido capaces de brindar una solución a su problema, y se teme por la salud de sus pobladores.
El arsénico es un elemento muy abundante en la naturaleza y existe en dos formas: una inorgánica muy tóxica y otra orgánica mucho menos tóxica. La forma inorgánica es muy abundante de manera natural en la corteza terrestre y la orgánica está presente en varios alimentos. El arsénico forma polvos muy finos que no tienen sabor ni olor, propiedades que le permitieron ser considerado el “rey de los venenos” de la antigüedad, hasta que en 1836 se descubrió una prueba para detectarlo.
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El arsénico fue ingrediente del Salvarsán, el primer medicamento científicamente desarrollado contra la sífilis por Paul Ehrlich en 1911, medicamento que fue abandonado por su toxicidad al descubrirse la penicilina en los años 40.
La fuente de contaminación más importante por arsénico incluye su presencia natural en la corteza terrestre, la que contamina el agua que se encuentra en el subsuelo. También se produce en diversas industrias, tales como productos preservantes de madera, fábricas de vidrio y semiconductores, y minas de oro, cobre y plomo. En el pasado, el arsénico fue muy usado en plaguicidas y pesticidas.
Cómo afecta a la salud
El impacto sobre la salud humana depende del tipo de arsénico –orgánico o inorgánico– al que se expone la persona, la cantidad, el tiempo y modo de exposición. Cada día, aproximadamente 50 microgramos (46,5 orgánico y 3,5 inorgánico) de arsénico ingresan al cuerpo con la respiración, el agua y algunos alimentos (mariscos, arroz y aves de corral). Los mariscos tienen una alta cantidad de arsénico, el cual está en su forma orgánica llamada arsenobetaína, mucho menos peligrosa. El arsénico es rápidamente eliminado del organismo por los riñones.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), el nivel máximo de contaminación de arsénico en el agua potable es de 10 microgramos por litro (µg/L) o 10 partes por billón (ppb), nivel que se aplica a todos los sistemas públicos de agua, incluidos los que sirven a escuelas.
Si una persona ingiere entre 300 y 30.000 microgramos por litro (µg/L) de arsénico en el agua (nivel 100 a 1.000 veces mayor que el de la mayoría de los sistemas de agua potable en EE.UU.), puede sufrir náusea, vómito y diarrea, además anemia, fragilidad capilar que causa moretones, y también inflamación de los nervios, que causa sensación de hormigueo en manos y pies.
“El impacto sobre la salud humana depende del tipo de arsénico al que se expone la persona, la cantidad, el tiempo y el modo de exposición”.
El daño más característico de la exposición oral prolongada al arsénico inorgánico es un cuadro de dermatitis, con oscurecimiento de la piel y aparición de pequeños callos o verrugas en la palma de las manos, la planta de los pies y el torso. Con el tiempo, puede producir cáncer de la piel, del hígado, vejiga y pulmones. El arsénico inorgánico es reconocido como sustancia carcinogénica en seres humanos.
Los síntomas de los niños son similares a los que sufren los adultos, pero adicionalmente el exceso de arsénico puede causar en ellos la disminución en los cocientes de inteligencia (IQ).
La exposición al arsénico puede medirse en sangre, orina, uñas y cabellos. La cantidad de arsénico en la orina indica una exposición reciente; la de uñas y cabellos, una exposición antigua, y sus resultados deben ser estudiados en conjunto.
El caso de Lambayeque
Este es un problema denunciado desde el 2017. Las comunidades de Mórrope, Pacora, Jayanca, Íllimo y Mesones Muro, en Lambayeque, volvieron a denunciar que el agua de su subsuelo está contaminada con arsénico, el cual afecta a sus habitantes. En uno de los pozos de Pacora, el nivel de arsénico fue de 40 microgramos por litro (µg/L) en el 2020, nivel cuatro veces mayor que el aceptado como seguro por la OMS.
Ya en 2021, este Diario informaba que la Defensoría del Pueblo pedía atención integral para más de 400 niños y adolescentes afectados con arsénico en Pacora y que el 27 de agosto del 2020 ese distrito había sido declarado en estado de emergencia por 60 días. En otras palabras, desde hace muchos años y, a pesar de las advertencias, las comunidades no encuentran solución a su problema.
¿Qué hacer?
En su afán de buscar agua que tomar, la comunidad perfora el subsuelo y, al encontrarla, empieza a consumirla. El problema es que esa agua –relativamente superficial– está contaminada con arsénico natural del subsuelo, por lo que no debería ser consumida.
Lo que el gobierno regional debería hacer es perforar más profundo, tratando de ver si se encuentra agua con menor contaminación, apta para el consumo. Otra acción podría ser tratar el agua que se consume en la actualidad con filtros que eliminen el arsénico. Otra solución sería llevar agua fresca desde otras regiones a través de sistemas de tuberías. Por las continuas protestas de los pobladores, ninguna de esas opciones ha sido llevada a cabo de manera sostenida.
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Corolario
Este es un típico ejemplo de deficiente gestión del gobierno local, regional y nacional, siendo muy preocupante que lo que se está viendo en Lambayeque es, en realidad, un problema nacional.
Un estudio de autores peruanos y estadounidenses del 2014, reveló que 86%% de 111 muestras de agua subterránea de 12 distritos del Perú tenía más del nivel aceptable (10 µg/L), y 56 % tenían más de 50 µg/L. En muestras de agua recolectadas del tramo del río Rímac que atraviesa Lima, todas tenían concentraciones de arsénico superiores al límite de la OMS. Las comunidades siguen esperando.
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