Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) en el que se ha utilizado suero de muestras de sangre humana sugiere que los niveles de anticuerpos neutralizantes producidos por vacunas de ARNm de dos dosis contra la variante original y las primeras variantes del virus del SARS-CoV-2 disminuyen sustancialmente con el tiempo.
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Este mismo laboratorio descubrió en un estudio anterior, publicado en el servidor de preimpresión bioRxiv, que una tercera inyección de refuerzo de la vacuna de ARNm contra el COVID-19 producía niveles efectivos de anticuerpos neutralizantes contra Ómicron. Este estudio aún no ha sido revisado por pares.
“Nuestro nuevo trabajo muestra que dos dosis de la vacuna de ARNm no ofrecen protección contra ómicron, e incluso tener una infección de refuerzo además de la vacuna no ayuda mucho. Pero nuestro estudio anterior demostró que el refuerzo puede rescatar realmente las deficiencias de las dos dosis”, explica Shan-Lu Liu, autor principal de ambos estudios, cuyo último trabajo se ha publicado en la revista científica ‘Science Translational Medicine’.
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Los investigadores examinaron los anticuerpos en muestras de suero de 48 profesionales de la salud con versiones experimentales del virus madre y las variantes Alfa, Beta, Delta y Ómicron. Las muestras de suero se recogieron antes de la vacunación, entre tres y cuatro semanas después de una primera dosis de vacuna, entre tres y cuatro semanas después de una segunda dosis de vacuna y seis meses después de la segunda vacuna.
“Hubo un aumento sustancial de los anticuerpos neutralizantes después de la segunda dosis contra todas las variantes, excepto la variante Ómicron. Desde la segunda dosis hasta seis meses después, hubo una caída de la inmunidad de al menos cinco veces, incluso contra el virus madre”, apunta el primer autor del estudio, John Evans.
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Los anticuerpos neutralizantes que bloquean la entrada de las partículas virales en las células del huésped se consideran el estándar de oro de la protección contra la infección por COVID-19.
Doce de las muestras procedían de personas de las que se sospechaba que habían sufrido una infección por COVID-19 -en puntos temporales que iban desde antes de la vacunación hasta después de dos dosis de la misma-, basándose en un tipo diferente de pruebas de anticuerpos. Y aunque los resultados sugirieron que una infección por COVID-19, además de la vacunación, aumentaba la inmunidad contra la mayoría de las versiones del virus, los anticuerpos de solo un individuo con infección previa alcanzaron niveles que podían oponer una lucha razonable contra Ómicron. “En general, nadie en este estudio tenía una buena inmunidad contra Ómicron”, detalla Liu.
Los virus experimentales eran lo que se denomina pseudovirus, es decir, un núcleo viral no infeccioso decorado con diferentes proteínas de espiga del SARS-CoV-2 en la superficie, estructuradas para coincidir con las mutaciones conocidas de las variantes estudiadas.
Los investigadores utilizaron un método especial para detectar anticuerpos neutralizantes en las muestras de sangre de los profesionales sanitarios, con el fin de tener en cuenta los distintos niveles de anticuerpos producidos por los individuos. “Los individuos respondieron de forma muy diferente a la primera dosis, y lo mismo ocurrió con la segunda”, señala Liu.
Los resultados también mostraron que las personas que recibieron la vacuna de ARNm de Pfizer-BioNTech produjeron unos niveles de anticuerpos neutralizantes dos veces menores que los que recibieron la vacuna Moderna. Los hombres también tenían niveles de anticuerpos significativamente más altos que las mujeres contra todas las variantes en los puntos de tiempo posteriores a la vacunación.
Liu argumenta que la drástica reducción de la inmunidad seis meses después de dos dosis de la vacuna y el hallazgo del artículo anterior de que un refuerzo protege contra Ómicron ponen de relieve la importancia de una tercera inyección para evitar la infección.
“Después de la segunda dosis de la vacuna, los anticuerpos neutralizantes eficaces contra Ómicron se redujeron 23 veces, pero con una inyección de refuerzo, la inmunidad solo se redujo entre tres y cuatro veces, lo que es comparable a la eficacia de refuerzo comunicada anteriormente contra la variante Delta. Otros laboratorios han hecho observaciones similares”, remarca.
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