En El Comercio continuamos con nuestra serie de entrevistas a personajes relevantes de la ciencia peruana. El extracto presentado a continuación forma parte de la nueva serie de podcast “Mentes Peruanas”, en donde buscaremos conocer lo que hay detrás de los científicos, investigadores y expertos peruanos.
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Pese al cambio horario –pues vive en Australia, donde es profesor e investigador de The George Institute for Global Health–, el doctor Jaime Miranda sigue de cerca el avance de la pandemia en el Perú. Conversó con El Comercio sobre los retos en salud que enfrentaremos en los próximos meses.
— ¿Cómo ve el manejo de la pandemia por el Perú?
Es difícil ponerse en el banquillo del entrenador y ver que el partido ya ha sido jugado. El manejo que ha tenido el Perú ha sido un reflejo de lo que se puede hacer con lo poco que se tiene, sobre todo, mirando atrás con todo lo que no se hizo, entonces había que remontar mucho. La pandemia, para mí, ha sido como un agente químico abrasivo, que ha removido de manera súbita, drástica y brutal esta ceguera que teníamos, de ser un país en desarrollo, con una percepción de bienestar, donde se percibía que el Perú iba avanzando. La pandemia puso al frente, de manera vívida pero álgida, estas falencias sociales que tenemos: cohesión social, protección social, debilidad por el lado de salud, la falta de organización en nuestras ciudades, que crecen de manera caótica y desordenada, y con deudas pasadas en distintos frentes que repercuten en que seamos de los países con los peores indicadores en el mundo.
— Pero no podemos continuar como estamos...
Que sirva la reflexión de estas apuestas a largo plazo, que escapan al ámbito político, al populismo, y nos llevan a tener mayor fortaleza para afrontar problemas como la pandemia. Al ser tan dramática en escala y en volumen, pero sobre en velocidad de introducción, nos debe llevar a pensar cómo queremos vivir hacia adelante.
“El manejo [de la pandemia] que ha tenido el Perú ha sido un reflejo de lo que se puede hacer con lo poco que se tiene”.
— ¿Qué debemos hacer para afrontar mejor una tercera ola?
Lo que se ha hecho en Australia es imposible de repetirse, pero hay algunas cosas buenas que se pueden adaptar. Aquí, más allá que las orientaciones políticas y del costo económico [que es muy alto], no se ve raro el apoyo a quienes no tienen trabajo o a los negocios directamente afectados. A nadie se le cruza por la mente si está bien o está mal, sino en lo correcto, que es proteger a tu gente.
— ¿Qué medidas se tomaron?
Antes de que el Gobierno Australiano comunicara al mundo que cerrarían sus fronteras, tres o cuatro semanas antes entre estados ya las habían cerrado. Y ha habido que adaptarse, pero esa respuesta rápida ha permitido estar más atentos a los flujos de transmisión del virus. Aquí estamos muy cerca de lugares donde hubo otras epidemias. Los territorios del norte, con poblaciones pobres y de baja educación, olvidados por décadas, fueron arrasados por epidemias previas. Cuando empezó esta pandemia, más allá de lo que perderían por la falta de turismo, fueron los primeros en cerrar porque sabían lo que se les venía.
— ¿Cómo se podría mejorar la ciencia peruana?
Es un tema de largo plazo. La presencia de la comunidad científica peruana es precaria, no porque sea mala, sino en volumen y sostenibilidad. Hay que recordar que los países que mejor han funcionado son los que tienen un fuerte apoyo científico. Un elemento clave es mejorar la comunicación entre el Estado y la sociedad.
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