MELVYN ARCE RUIZ (@Estenopeica) Redacción online

Rocanrol 68 se estrenará comercialmente este jueves 31 de octubre y será uno de los últimos lanzamientos nacionales de un año que se caracterizó por la buena respuesta del público con ellos. Asu Mare y Cementerio general lograron meses atrás cifras récord en la historia de nuestro cine por apostar por géneros diferentes a los de sus antecesores. Gonzalo Benavente, director de la película, debutará en la pantalla grande con una cinta que se caracteriza precisamente por esto: una historia y un estilo distintos.

En Roncanrol 68, Benavente nos presenta a tres adolescentes en su último año de colegio. Tres fanáticos del rock and roll a los que toma como una excusa para rendirle un homenaje a la música, al cine y a los últimos años de inocencia de sus protagonistas. Todo dentro de un contexto social y político complicado (se acarcaba el golpe de Estado de Velasco) pero visto con altas cuotas de humor.

El título de la película hace creer que se trata de un homenaje a los años dorados del rock en el Perú, pero hay más que eso. “Rocanrol 68” es una película llena de homenajes. Empieza con uno a las bandas que pertenecieron a la primera escena del rock en el Perú tipo, Los Saicos, Los Yorks, Traffic Sound, Black Sugar pero luego se convierte en un homenaje al cine, por ejemplo. Por algo el protagonista es un chico que sueña con algún día hacer película. Son esas premisas las que nos ayudan a jugar en el resto del filme. Cada escena es presentada como un tributo a alguna película que nos ha marcado o nos ha gustado pero también hay homenajes a portadas de discos que nos gustan. Las cosas que hago normalmente tienen muchos homenajes. En “Una noche con Groucho Marx”, por ejemplo, la obra de teatro que presenté el año pasado, también pasaba eso. Era un tributo a las películas de los Marx pero también a Woody Allen a “Casa Blanca”… Me gusta ese juego de mostrar de dónde viene uno, cuáles son las influencias, el qué te llevo a hacer lo que haces.

En una película tan ambiciosa en ideas, ¿cómo haces para plantear todo en un guion? Se armó una estructura base. La primera versión del guion se escribió en tres semanas. Luego se cambiaron algunas escenas, se limpió muchísimo pero la estructura se mantuvo. Lo que hicimos fue agregarle una especie de camino a cada personaje. El personaje de Pablo Saldarriaga, por ejemplo, tiene un estilo muy Bob Dylan. Manolo, que es el personaje de Sergio Gjurinovic, es muy Beatle; Guille, que es Jesús Alzamora, es muy Rolling Stone; Emma, que es Mariananda Schempp, es un poco Janis Joplin; Bea, que es Gisela Ponce de León, es un poco Anna Karina aunque Gisela insiste en que su referencia de actuación es más Lea Michele…

¿El resultado final de la película es muy distinto del que tenías en mente cuando escribías el guion? Una cosa que es linda en el proceso de hacer una película es que, cuando tienes un montón de gente súper talentosa trabajando contigo, la cosa se potencia a un nivel increíble. En “Rocanrol 68”, los actores cogían el personaje del guion y le aportaban tanto que se convertía en algo nuevo: la mitad era lo que estaba escrito y la otra mitad la trajeron ellos. Con el arte, la fotografía y la música también ocurrió lo mismo. Se construyeron atmósferas que yo ni siquiera había imaginado. Todo alimentó el resultado final. Incluso antes del rodaje, la gente me decía que yo estaba ensayando mucho, que en el cine no se ensaya tanto como en el teatro, que es de donde yo vengo. Pero eso me sirvió para que los actores pudieran trabajar no un mes, sino cuatro, que se conocieran más y que la dinámica se fortaleciera.

¿Y esos ensayos de más hicieron que se filmarán más rápido las escenas? Los ensayos ayudaron muchísimo. Es increíble, pero un director es lo que ensayó. Cuando llegas al set ya no hay nada que hacer. Quizás algunos ajustes pero en aspectos técnicos, ajenos a la actuación. Cambiarles la marcación, por ejemplo, es un poco complicado porque puede alterar escenas que irán antes o después y que no necesariamente serán grabadas en orden. Los actores internalizan en los ensayos cuál es la emoción del momento, cómo se dice cada línea y ya no hay mucha opción de experimentar luego.