“Sr. Cosby, este fue un crimen grave. Ha llegado el día, ha llegado el momento”, le dijo el juez mirándole a los ojos luego de leerle el fallo que lo llevaría tras las rejas entre cinco y 10 años. Probablemente en ese momento el entonces anciano de 81 años recordó la noche del 2004 cuando extrajo tres pastillas azules y se las dio de beber a una treintañera ‘para que se sienta cómoda y relajada’. El hombre confesaría después que se trataba de ‘Quaaludes’, un sedante hipnótico que, según la víctima, le provocó un estado de estupor que le impidió reaccionar y defenderse de algo que ella calificó como violación y él como acto sexual consensuado.
MIRA: Bill Cosby es declarado culpable de un caso de agresión sexual en 1975
Finalmente el jurado lo sentenció por tres cargos y los Estados Unidos vio cómo la gran estrella que había iluminado su firmamento se precipitaba en picada: el mismísimo Bill Cosby (Filadelfia, 1937) perfectamente contrahecho, cabizbajo y esposado, salía de los tribunales arrastrando los pies. El otrora símbolo poderoso del orgullo negro, un verdadero mito de la cultura de masas, había sido derrotado. Atrás quedaba la imagen del talentoso afroamericano que rompió las barreras del racismo en Hollywood para imponer sus condiciones a la NBC y producir su propio serial de comedias.
LUZ Y SOMBRA
Era setiembre de 2018 cuando Cosby se convertía en la primera celebridad condenada tras el surgimiento del movimiento feminista #MeToo, que terminó por romper los diques y reflotó un largo patrón de comportamiento depredador. Para una desbordante catarata de acusaciones por abusos y conducta inapropiada que empezaron con el tristemente célebre productor Harvey Weinstein. Así, Cosby fue acusado por unas sesenta mujeres, cinco de las cuales declararon en el juicio por considerarse testimonios creíbles y relevantes. Las acusaciones revestían una gravedad inaudita: violación, asalto sexual provocado por drogas, agresión sexual, mala conducta sexual e, inclusive, abuso sexual infantil.
Entonces la cultivada imagen del actor como padre de familia ejemplar viró hacia la de un sujeto de altísima peligrosidad. Tanta como para creerle a la señorita Andrea Constand cuando relató lo que había pasado aquella noche de las pastillas azules en su mansión de Filadelfia. Es más, fue calificado como ‘depredador sexualmente violento’ y los peritajes sicológicos arrojaron que tenía ´un impulso incontrolable a violar a mujeres jóvenes y probablemente reincidiría si tuviera la oportunidad’. La justicia desestimó de plano el acuerdo por casi 3,4 millones de dólares que ambas partes habían suscrito hacía más de una década o la tesis de que no se trataba de una violación sino de una trampa. Todo fue tan contundente que ni la avanzada edad del actor lo libró de la cárcel.
Dos años después y con 83 a cuestas, acaba de ser liberado luego de que la sexual
anulara aquella condena. Y después de que en mayo se le negase la libertad condicional porque Cosby no quiso participar en programas de rehabilitación para delincuentes sexuales. Desde siempre sostuvo que sus relaciones fueron consentidas. Es más, en una recordada entrevista hecha el 2019 tras los barrotes, dijo: “Cuando salga en libertad condicional no me van a oír decir que tengo remordimientos”.
Con lo cual se reabre la polémica sobre los usos y abusos de la celebridad para conseguir favores sexuales. Recuérdese que desde la irrupción de movimientos como Time ‘s Up o #MeToo, las campañas de visibilidad contra Harvey Weinstein, Kevin Spacey, Louis C.K., Roman Polanski y el mismo Bill Cosby tuvieron grandes efectos éticos y legales. Que podrían sufrir un retroceso con la excarcelación de quien arrastra seis docenas de acusaciones de abuso sexual desde 1960 hasta el 2000. Y que no prosperaron solo porque, según la justicia, habían prescrito.
UN AÑO DESPUÉS
El pasado 30 de junio, a un año de su polémica salida en libertad, Cosby por fin rompió su muro de silencio y salió a declarar a los medios sobre su encierro. En una conversación con Frankie Darcell de WDAS 105.3 FM, el comediante recordó los momentos previos a su liberación.
“No escucho voces que digan: ‘Hasta la vista, señor Cosby’, nada de eso. Sólo había silencio, y entonces, de repente, oigo no el tipo de aplauso que se da al principio o a la mitad de un espectáculo, esto es todo junto. Aplausos, aplausos, aplausos, aplausos. Y entonces todo sonaron alrededor de la instancia”, recordó Cosby.
La salida en libertad de Cosby no ha terminado sus problemas legales y el actor fue recientemente declarado culpable por un tribunal de California en un caso de agresión sexual que data de 1975 involucrando a una mujer de nombre Judy Huth, que en ese entonces tenía 16 años. Cosby tendrá que abonar a Huth la suma de US$500 mil de indemnización.
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